Por ir al grano, y desde un punto de vista genérico, diría que el mundo laboral y de negocios está dividido fundamentalmente en tres grupos. Por un lado tendríamos a los técnicos, quizá el puesto de trabajo más popular y demandado a la hora de buscar empleo. Luego estarían los vendedores, mal vistos socialmente y más en esta época de crisis y de falta de confianza hacia el “sistema”, y por último tendríamos una “subespecie” que me gusta definir como técnicos-vendedores y que son francamente pocos si se comparan con cualquiera de los otros dos grupos.
Empecemos por el primer grupo; los técnicos. Los técnicos no sólo son los que arreglan electrodomésticos o formatean ordenadores, también son los que trabajan en las oficinas o editan vídeo para la televisión por un sueldo. Están por todos lados si uno se fija, son los médicos, los profesores o los periodistas que escriben con habitualidad para un diario. Básicamente, los técnicos son los que hacen un trabajo resolutivo relacionado con una ciencia o tipo de arte y que se dedican fundamentalmente al cómo hacer algo. Un técnico no deja de ser una pieza más en la cadena de montaje de un producto. Por ejemplo, un informático que diseña un software para un teléfono móvil es tan parte de la cadena de montaje que hace ese teléfono móvil como lo es toda la tecnología y los trabajadores necesarios para su ensamblaje.
El segundo grupo son los vendedores. Aquí tendríamos que dividirlos en dos grupos, los que venden para una empresa y los que venden para su propia empresa, o los emprendedores, como se les llama últimamente a éstos últimos. Y no, los vendedores no sólo son los pesados de la compañía de telefonía X que te llaman a la hora de la siesta, también son a los que siempre les está sonando el móvil y cada dos por tres están viajando a Hong Kong o Singapur para reunirse con tal o cual grupo empresarial y cerrar un trato. Básicamente, son los que hacen que el trabajo de los técnicos sea posible, porque si no hay una empresa, un grupo o una persona que quiera un producto, no se puede sustentar la producción que requiere ese producto así cómo los puestos de trabajo que genera dicha producción.
“Vendedor” puede que sea una palabra muy denostada, pero realmente todos somos vendedores en nuestra vida, aunque no sea el dinero el objetivo de la venta. Por ejemplo, cuando nos acercamos y nos presentamos a una chica en un pub estamos vendiéndonos en un claro ejercicio de pitching (breve presentación de un proyecto para un cliente o inversor), y como ese caso miles en otras muchas situaciones con amigos, familiares, conocidos, etc. Analizad vuestra vida diaria y pensad en cuantos casos de “venta” os soléis encontrar.
El último grupo son los que yo llamo técnicos-vendedores y básicamente son una suma de los dos grupos anteriores. Un técnico-vendedor es alguien que tiene los suficientes conocimientos, medios y astucia para poder vender lo que él mismo es capaz de crear y desarrollar. Esto es algo relativamente nuevo y debe su origen en gran parte al desarrollo tecnológico. El gran nicho de los técnicos-vendedores es la informática, donde han encontrado un estupendo campo de pruebas donde no necesitas de una gran inversión previa para crear y vender productos de mucho valor añadido a un coste no muy superior a cero y con un requerimiento mínimo de sólo un ordenador y acceso a Internet. En el futuro, este grupo abarcará la robótica experimental (sobre todo en cuanto a su software y principios motrices) de la misma forma que ahora lo hace con la informática.
Dicho de otra forma, un vendedor-técnico puede ganar mucho dinero sin salir de su habitación, sin mandar ningún currículum y sin más equipo que su ordenador ni personal que él mismo, vendiendo software a grandes empresas, a menudo internacionales. Puede parecer algo de ciencia-ficción pero existen, yo mismo he tenido el placer de conocer a alguno que otro.
Por supuesto, de todos los grupos quienes almacenan más emprendedores es este último, que prácticamente está compuesto por ellos, mientras que los técnicos serían el grupo con menos emprendedores. Entremedio, los vendedores representarían un grupo mixto.
A partir de aquí, y sabiendo que a día de hoy existente estos tres perfiles, me sigue pareciendo chocante cómo en la enseñanza vigente parecen preparar a todo el mundo para seguir el rol de técnico y a nadie para ninguno de los otros dos. Como he dicho, “vendedor” suena muy mal y aún peor “empresario”, algo que dice más de nuestra sociedad de lo que parece, ¿por qué se criminaliza el emprendimiento en España?
No lo sé, lo que sí que sé es que en los colegios, institutos, universidades y en muchos hogares también, se inculca en los estudiantes la idea de éxito a través de un puesto técnico, que no digo que no pueda existir ni me posiciono en su contra, por supuesto, pero siempre obvian a los otros perfiles. El resultado, tras muchos años de convertir a gente en piezas de una cadena industrial, es que las dotes para vender están atrofiadas y el conocimiento financiero es nulo.
Tampoco digo que no hagan falta técnicos, ni mucho menos, no todo el mundo tiene las mismas aspiraciones ni tendencia natural a ser del mismo perfil. De hecho, gran parte de los (muchísimos) fracasos empresariales de estos últimos años han sido de “técnicos” lanzados a la piscina del emprendimiento por presiones económicas (no encontrar trabajo) o incluso sociales. Sí, ahora está de moda proponer el emprendimiento, en la televisión Antonio Banderas te dice que emprendas un negocio y en la universidad te preparan para ser contable o calibrar una cámara por un sueldo mensual, tal incoherencia es para volver locos a todo el mundo como mínimo.
Sin embargo, siguen haciendo falta vendedores, y nadie parece preocuparse en este país por enseñar a vender, al menos en un aula, asignatura muy importante (sino la más importante) en la vida.
Cualquiera diría que el sistema educativo que hemos heredado no está confeccionado para crear elementos industriales en lugar de hacer crecer a las personas que se nutren de él. Aunque por otro lado, quiero pensar que la educación está “anticuada” y diseñada para un periodo puramente industrial. Sea como fuere, hay muchas cosas que fallan, pero sin duda una de ella es la falta tanto de formación como de oportunidades de aquellos que tienen mucha capacidad para generar P.I.B., ¿por qué será?