La mujer de la que les hablo tiene nombre de ley y de padre y tanto la una primera como el segundo, se confabularon para hacerle la vida imposible.

Hasta hace pocos días Norma Patricia vivía una vida de lujo en Ginebra donde trabajaba como funcionaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ahora cumple condena de cinco años y medio en prisión en EEUU y solo ve la luz del día durante una hora.

Mexicana de nacimiento, vivió en Los Ángeles desde niña y estudió en la universidad americana donde fue violada en una habitación de una de las residencias por el mismo hombre durante dos años. Por aquellos tiempos ya tenía novio, y consiguió que este y unos amigos se tomaran la justicia por su mano y acabaran con el agresor a golpes. La mujer presenció la muerte de su atacante y no dijo nada. Y ahí reside el problema. Guardó silencio durante veinte años, pero hace poco, al regresar a los EEUU para asistir a un congreso, fue detenida para responder de aquellos hechos.

Fue noticia destacada en los diarios de México por la posición social y laboral de la mujer, que jugó sus cartas como mejor pudo y resultó ser culpable en un mundo hecho a la medida de los hombres.

Su historia es contada hacia atrás y su vida sexual comienza en la propia casa familiar, donde dicen las noticias publicadas sobre el caso, que ya sufrió abusos sexuales por parte de su padre y que incluso la violó sistemáticamente durante cinco años.

Se preguntarán cómo una mujer puede salir adelante con este historial de agresiones, cómo puede llegar a superar la oposición de personas preparadas como ella y conseguir un puesto de funcionaria en un organismo internacional de gran exigencia profesional y valía personal. Seguramente fue esa ansia de olvidar lo que puso en marcha su ambición laboral. Sin embargo fue descubierta y su silencio tiene castigo. Nada le puede devolver la vida y el tiempo robados así como la inocencia perdida. Han hecho de ella una mujer astuta y hábil para escapar.

Ya pertenece a un grupo de mujeres conocidas por una serie de adjetivos que comienzan por mala mujer y acaban por bruja. Y ya sabemos lo que hacían con las brujas.

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1 Comentario

  1. ni bruja ni mala mujer. Una niña que sufrió la violación de un amoral al que tenía que llamar «PAPA», luego en su juventud la de otro personaje que debía ser intachable y sin embargo abusó de ella… no quiero ponerme en su piel ¡¡ tanto dolor es insoportable!! Esta justicia favorece a los varones corruptos, los yankies incluso aunque hablan mucho de respeto explotan a la mujer más que nadie, marcándola como si fuera un animal Ahí tenemos a la política mejor preparada, que cuando quiso ser Rodman, la obligaron a ser Clinton

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