Diferentes épocas unidas por un lazo común, una historia reiterada. Pese a los crasos errores humanos, es inevitable ver cómo desde el comienzo hasta la actualidad la historia es algo cíclico. Llamémosles, esclavos, campesinos o trabajadores a sueldo remunerado. Existen claras diferencias, entre otras, los derechos humanos que un esclavo no tenía a los que un trabajador en la actualidad posee.
Sin embargo, aunque retrocedamos en el tiempo, es algo verídico que siempre hay una clase superior y una inferior, algo que también ocurre en la actualidad. Todos los derechos de un esclavo pertenecían a un amo, los campesinos trabajaban las tierras de sus superiores y actualmente, las personas trabajan a cambio de remuneración teniendo que cumplir unos derechos y unas obligaciones.
Como dijo Mijail Bakunin: “Para escapar de su miserable suerte, el pueblo tiene tres caminos: dos imaginarios y uno real. Los dos primeros son la taberna y la iglesia. El tercero es la revolución social.” No importa a que siglo retrocedamos o bien que nos quedemos en el actual, si observamos la situación que nos rodea y esa cita de Bakunin, concluimos que el pueblo siempre será el perjudicado y que no importa quien este en el poder, sea un primer ministro, un rey o simplemente un presidente de la república, ellos tienen el poder.
El ser humano es el único que puede repetir errores infames, diversas guerras y momentos de posguerra, infinitos ataques terroristas promovidos por ideologías políticas, revoluciones y diferentes tipos de racismo entre otros acontecimientos históricos que aquí podríamos citar.
A pesar de la evolución del tiempo, las guerras por territorios se repiten, los atentados no cesan y siguen existiendo críticas por estereotipos, pero no existe una solución y es que parece que el ser humano esta destinado a cometer errores inauditos que cicatricen en los corazones de las personas y que queden selladas en las páginas de los libros.