Es muy preocupante que cuando por fin la mayoría de los ciudadanos y jueces, estén concienciados que NO es No, inventen nuevas y perversas formas para abusar de la mujer, sometiendola no por la fuerza sino por lo que aún es más grave y diabólico, haciendo que la mujer pierda la posibilidad de decir «No».
En Europa ya se conocen más de 2.000 casos de pinchazos a las mujeres, de alguna sustancia desconocida por los médicos y que hace perder el conocimiento a las mujeres, dejándolas sin voluntad.
Estamos ante un nuevo tipo de violencia de género.
Violencia contra la mujer por parte de algunos hombres que nos ven como seres inferiores a ellos, como objetos de placer o simplemente como esclavas de las que abusar física y moralmente.
Desgraciadamente la violencia de género, no es algo nuevo, desde hace muchos años se viene ejerciendo en la mayoría de los ámbitos, familiar, en el trabajo, en las empresas, incluso hay profesiones o lugares dónde la mujer no puede trabajar o se le prohíbe entrar.
Gracias a la lucha de mujeres valientes, que fueron maltratadas, ultrajadas, quemadas y apartadas de la sociedad, las mujeres hemos ido escalando poco a poco puestos, avances para mejorar y tener derechos iguales a los hombres, eso sí con muchísimo esfuerzo, constancia y sacrificio.
Mis abuelas y mi madre vivieron en una época en que no tenían derecho a decidir.
Las educaron para obedecer a sus padres y posteriormente a su marido, no tenían derecho a viajar sin permiso, ni heredar(heredaba su marido) ni salir solas al cine o al teatro y mucho menos a una cafetería o a un bar.
Solamente se les permitía ir a la iglesia o a algún acto religioso y siempre acompañadas por una amiga, hija o familiar.
No eran dueñas del dinero ni de la casas ni de los bienes, todo pertenecía al marido al que obedecían tuviese o no razón.
En muchas ocasiones, algunas mujeres tenían que aguantar a las amantes de su esposo(violencia psicológica)y si no lo hacían, sufrían las dos, física y psicológica.
En la actualidad me preocupa muchísimo que la violencia de género la ejerzan cada día hombres más jóvenes, chicos con quince, dieciséis años que miran el móvil de su pareja para controlarla, para saber con quién habla, dónde va.
Chicos que acosan por las redes, que engañan a sus parejas y enseñan sus fotos.
Hombres que inventan otra personalidad para engañar, estafar, seducir a chicas y mujeres que les creen y después de sacar fotos las amenazan para abusar sexualmente de ellas, en algunos casos incluso asesinarlas.
Hombres perversos que tratan a las mujeres como mercancía sexual, aprovechándose de las malas condiciones de vida o de las desgracias o depresiones, dependencia de drogas, mujeres abandonadas…
Todos estos y muchísimos casos más son violencia de género, violencia ejercida a la mujer por considerarla inferior al hombre.
Cada vez que se van dando pequeños pasos hacía adelante, a pesar de las zancadillas y las piedras que nos ponen por el camino, aparecen formas más perversas, más ocultas, más difíciles de detectar y por tanto de poder condenar.
El caso de las niñas de Alcasser, Rocio, Marta… y tantas niñas y mujeres violadas y vilmente asesinadas, nos sobrecoge cada vez que ocurre estos sucesos y desgraciadamente cada año son más.
Desde el caso de la manada, cuánto hemos luchado, protestado… en las calles, en los juzgados, ante las instituciones y sin embargo, ¿cuántas manadas surgieron?
Ahora los pinchazos, las drogas en las bebidas…y después qué y hasta cuándo?
La Justicia, los Partidos Políticos, la sociedad en general debe decir BASTA, basta de tratar a las mujeres como seres inferiores, basta de tratar a las mujeres como objetos sexuales, basta de creer que una mujer es una cualquiera por llevar la falda corta, basta de creer que una mujer quiere acostarse con un hombre por ser amable o simpática, basta de juzgar, basta de suponer…
Desde mi punto de vista esta forma tan ruin, tan cobarde de sumisión química es un hecho
muy grave que debe castigar con cárcel.
Hay que hacer leyes más duras, hay que sacar a la luz, con nombres y apellidos a los violadores, pederastas…para que sean conocidos y podamos protegernos de ellos.
Hay que educar en igualdad desde la infancia, no hay que poner colores, hay que poner personas con los mismos juguetes, con los mismos trabajos, con los mismos juegos, con las mismas actividades.
No puede haber diferencias en los juegos, actividades, estudios…todos somos iguales, todos debemos aprender a respetarnos desde la infancia y esa labor debe hacerse en la familia y en el colegio.
El día que esto se consiga se acabará con la violencia de género, que todos los años nos arrebata a miles de compañeras
Ni una más.
Ni una menos.
Ana García Díaz