Esta semana la justicia española es la gran protagonista en los tan conocidos corrillos sociales, bares, centros de reunión y en todos aquellos lugares donde malvive un trabajador con un sueldo mísero y una jornada rica en horas. Se podría realizar un símil, y colgar un cartel que anunciara que se vende justicia española a precio real.
Donde abunda la miseria, donde la gente las pasa canutas para llevarse un pedazo de pan a la boca, donde los autónomos sufren a diario al frente de un negocio que reporta unos beneficios justos para vivir, mientras tiene que pagar autónomos, IVA, IRPF, impuestos, multas, luz, agua, gas, en hospitales donde hay enfermos de hepatitis cuya vida depende de la administración de un tratamiento que en muchos casos no se puede aplicar por falta de presupuesto, donde abunda la miseria y la pobreza, donde se cree en la justicia, donde se cree en la democracia, donde se imagina la libertad, en todos estos lugares, se ha recibido con estupefacción los últimos acontecimientos relacionados con Iñaki Urdangarín, las tarjetas black, y las “sustituciones” de fiscales que pretenden luchar contra la gran lacra de este país como es la corrupción.
Hay algunas personas que están por encima de la ley y de todo delito que puedan cometer.
Llevo varios días pensando como enfocar este tema de la justicia española. Si coger el toro por los cuernos, y desatar mi decepción y mi tristeza con un argumentario literario limitado, pero que seguramente serviría para desahogar mi frustación respecto a este tema.
Pero como en muchas ocasiones sucede, ha venido a mí el socorrido refranero español para sacarme de mi ensimismamiento, y haciendo caso del refrán “una imagen vale más que mil palabras” voy a hacer una breve radiografía de este sentimiento que abunda dentro de mí.
¿Dónde está la justicia española?
Enero 2013. Emilia Soria condenada a 2 años y 4 meses de cárcel, por comprar comida con una tarjeta de crédito encontrada en la calle.
En un principio, la denuncia por lo penal concluyó con una pena de un año y diez meses de prisión y una multa de 900 euros, por delito de falsificación en documento mercantil, y seis meses más de prisión por delito continuado de estafa, sustituidos por 6 meses de trabajos sociales.
Después de seis años de los hechos, se solicita que se ejecute la condena, que al ser superior a dos años en total, implica ingreso en prisión. Un hurra por la justicia española.
Mayo 2015. Fiti, activista de la Plataforma de afectados por la Hipoteca de Madrid, tiene que cumplir 8 meses de prisión.
¿El delito? Haber robado 20 litros de diesel de diversos vehículos, para poder ir a trabajar con su furgoneta (ocupación: transportista), único medio que tenía para poder malvivir, después de haber sido deshauciado con su esposa y quedarse sin trabajo. El juez “tuvo a bien” reducir la condena que inicialmente eran 18 meses.
Un año de cárcel para un mendigo por robar media barra de pan.
Dicha condena corresponde al modus operandi del infractor, que agarró por la bata a la dependienta ejecutando un delito de robo con violencia e intimidación. Un dato importante y a tener en cuenta, es que al producirse los hechos, la barra se cayó al suelo y se partió por la mitad. Con las prisas, el mendigo, de nacionalidad francesa, solo pudo obtener como botín media “baguette!.
Tres años de cárcel por robar dos cheques en blanco.
El acusado utilizó a varias personas conocidas para poder cobrar el botín, que fue un total de 2010 euros. Los talonarios fueron sustraídos forzando un cajón de la empresa en la que trabajaba. Los motivos de la sentencia son estafa por un lado, y robo con fuerza en las cosas por el otro.
Robar en un supermercado pasará a ser delito.
Uno de los legados del señor Gallardón en la justicia española, es aplicar este concepto a los hurtos en grandes superficies, con las consiguientes penas de hasta 18 meses de prisión.
César Strawberry, condenado a un año de prisión por realizar comentarios en redes sociales.
El tribunal supremo, condenó a César Strawberry por realizar comentarios en redes sociales. Consideran humillación respecto a las víctimas y un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Aquí sí que voy a realizar un breve inciso. A esta persona sí que se le imputan estos delitos, pero a aquellas otras que usan la palabra nazi como el que saluda a sus allegados, a estas nadie las condena ni tampoco se habla de falta de respeto a las víctimas. Es curioso. Cierro inciso.
IÑAKI URDANGARÍN.
Condenado a 6 años y 3 meses de prisión por:
- Ser autor responsable de un delito de prevaricación en concurso medial con un delito de falsedad en documento público.
- Delito de malversación de caudales públicos.
- Fraude a la administración pública.
- Tráfico de influencias.
- Delito contra la hacienda pública.
Mientras espera la resolución final del Tribunal Supremo, podrá seguir viviendo en Ginebra, y tendrá que presentarse una vez al mes ante la Autoridad Judicial de Ginebra. Disfrutará de su pasaporte, y, por supuesto, no tiene que depositar fianza.
INFANTA CRISTINA.
Absuelta, y tendrá que hacer frente a una fianza de 265.008 euros en calidad de responsabilidad civil a título lucrativo. Eso sí, después de no saber nada, y negarse a declarar. “De esto se ocupaba mi marido”.
Después de esto, oyes y lees por ahí, que todos somos iguales ante la ley, y que la justicia es igual para todos.
Pero lo que está claro, es que hay algunas personas que están por encima de la ley y de todo delito que puedan cometer.
Esta sentencia tendría que haber sido ejemplar. Ya que no se puede permitir, que unas personas que se han encontrado con un cargo sin aportar ningún mérito, más que unos lazos familiares, en una democracia, deberían dar ejemplo.
La justicia es igual para todos/as. Y yo voy y me lo creo. No me lo pinten de verde.
Y si aún así utilizan sus puestos de influencia totalmente regalados, sin que los ciudadanos podamos votar ni elegir ni siquiera si queremos seguir pagándoles sus maravillosos y cuantiosos sueldos, el castigo tendría que ser ejemplar, ya que lo único que enseñan estas personas es que si metes la mano y estás relacionado/a con la familia real, o te haces el tonto/a (es curioso no tener ni idea de lo que pasa en tu casa, pero sí ser apto/a para trabajar en una institución como CaixaBank) es posible que te libres de la cárcel, y que la cosa no vaya a mayores.
Habrá que ver que decide el Supremo, pero no confío yo en que esta justicia española tan manipulada y puesta a dedo por aquellos desean mantener el status quo vaya a propiciar que este delincuente en concreto pague la pena correspondiente en el lugar que le corresponde, y sino al tiempo.
La justicia es igual para todos/as. Y yo voy y me lo creo. No me lo pinten de verde. Y sobretodo, no olvides una cosa. En nuestro voto está el poder de cambiar todo esto, y que los que nos han robado, saqueado y estafado, empiecen a pagar por todo ello. Tú decides.