Llega un momento a nuestras vidas que cuando enciendes la TV, cuando lees la prensa o sigues las redes sociales, es muy difícil distinguir que es verdad y que es ficción.
Recuerdo, no hace muchos años cuando una guerra, un atentado, un accidente, la muerte de un personaje… nos impactaba.
Qué nos está pasando?
Ya nada nos impacta, todo nos parece ficción, como si de una película se tratara, nuestro cerebro tiene tanta información(nos dan flash) que nos hemos acostumbrado a escuchar todas las noticias, sean buenas o malas, con la misma emoción.
Más de 200 días, desde que empezó la guerra en Ucrania, muerte, hambre, enfermedades…y ya apenas hablamos, ya no nos acordamos de la gente que muere, que tienen que abandonar su casa, su país, ya ni pensamos que estamos todos perdiendo, que en una guerra nadie gana, todos pierden, excepto los que la mantienen, los que siguen vendiendo armas, los que las provocan
Ya no se habla de diálogo, de paz…y si se hace es de pasada.
Nos preparan para pasar un invierno frío, un invierno muy complicado, como consecuencia de esta «nefasta y programada guerra» y poco a poco lo vamos aceptando, lo vamos normalizando, como normalizamos que millones de personas mueran en el mundo a causa del hambre, las enfermedades, las sequías, las inundaciones y los huracanes; como normalizamos que hemos cambiado el Clima de nuestro Planeta por nuestros malos hábitos, por vivir por encima de nuestras posibilidades, por utilizar fuentes de energía que destruyen nuestra atmósfera, por cambiar los componentes de esta y llenarla de gases contaminantes(GEI) donde los rayos solares no pueden escapar y van aumentando la temperatura del Planeta, como hemos normalizado la pérdida de nuestros glaciares, la pérdida de la reserva de agua dulce que tenemos en los Polos, como hemos normalizado la tala masiva de las masas forestales en el Amazonas y en otros lugares de la tierra, «pulmones» de nuestro Planeta; como hemos normalizado la contaminación de nuestros mares, lagos, ríos, océanos, dejando que multinacionales los usen de basureros, de estercolero y los llenen de plásticos, metales contaminantes, tóxicos, cancerígenos que matan o enferman a los animales y plantas que viven en estos hábitats y que después pasan a nosotros(cadena trófica); como hemos normalizado ver arrancar todo tipo de árboles, olivos, almendros…para sembrar varias cosechas al año de lechugas sin control de nitratos, fosfatos, veneno para las malas hierbas y en pocos años terminar con el humus, la materia orgánica de nuestras tierras y terminar esquilmandolas, haciéndolas inservibles.
Nos hemos acostumbrado a ver en la calle las llamadas «colas del hambre», a escuchar que niños solamente hacen una comida en los colegios, que ancianos han fallecido al incendiarse su casa porque solamente podían alumbrarse con velas, nos hemos acostumbrado a ver desahucios de familias que no tienen recursos, pobres que piden limosna y duermen entre cartones en la calle y con suerte al refugio de algún cajero del banco.
Ya no nos inmuta que torturen animales o les dejen morir atados sin agua al Sol.
Nos olvidamos enseguida de los mayores que dejaron morir en las Residencias, del maltrato a niños pequeños en algunas guarderías y a ancianos en algunas Residencias.
Nos olvidamos de la explotación sexual, de niñas y las mujeres abusadas, de la» trata de blancas», del machismo que maltrata y mata a mujeres.
Desgraciadamente podría llenar páginas y páginas de los terribles «hechos» a los que nos estamos acostumbrando.
La información que llega a nuestro cerebro es tanta y tan rápida que no da tiempo a pensar, todo nos lo exponen como algo normal, como algo que hay que asumir y nosotros no podemos solucionarlo
Esta deshumanizacion, está forma de vivir tan individualista, tan inhumana, nos hace felices?
Estoy segura que NO.
Solamente a los psicópatas, a las personas que no tienen ningún tipo de sentimiento hacia los demás les resultará «normal» vivir en este Planeta deshumanizado, que hemos herido de muerte por creernos dioses, por creer que todo nos pertenece, que estamos por encima del bien y del mal.
Pero no todos reaccionamos de la misma manera, algunos luchan, denuncian, se manifiestan, se enfrentan…otros intentan refugiarse en su familia, amigos, casa, en su trabajo, vivir lo mejor posible y pensar lo menos posible, mientras que los poderosos manipulan, compran, extorsionan, mienten…hacen lo que sea necesario para conseguir dominar al mundo para su beneficio y sus intereses.
Son personas sin valores, sin conciencia, sin sentimientos a los que su frase preferida es «el fin, justifica los medios».
Muchas veces pienso, si todavía sería posible revertir estas situaciones y vivir otro mundo diferente.
Ana García Díaz