Recuerdo entre las charlas y las conversaciones que tenía con mi padre( un hombre extraordinario que llegaba con su conversación, su sabiduría y saber estar a todo tipo de personas), llegaba siempre a la conclusión de que las personas más sabías, eran las más humildes.
Cuanto más aprendes, cuanto más sabes, cuantomás inteligente eres, te das cuenta que te queda muchísimo más por aprender, que es muchísimo más lo que ignoramos que lo que sabemos.
Cuando era niña, no lo entendía bien, pero durante mi juventud y posteriormente pude comprobar mediante la observación que era cierto lo que mi padre decía, la gente sabia, es la gente más humilde.
Las palabras de Sócrates lo corroboran,» Solo sé, que no se nada».
Por el contrario, los ignorantes son muy atrevidos, especialmente en esta época en el que todo el mundo opina de todo ( que es un derecho), es que no opina, sabe de todo e incluso se incomodan o se enfadan si les llevas la contraría, hasta tal punto que callas muchas verdades porque no se molesten los ignorantes.
La ignorancia es muy atrevida, el ignorante no se da cuenta, no tiene vergüenza, no tiene pudor cuando se enfrenta al hablar de cualquier tema o con cualquier persona que domina un determinado tema, porque es incapaz de comprender, incapaz de admitir que no tiene ni idea de determinados temas y por ello habla de todo y lo peor quiere tener razón en todo.
Este atrevimiento lo vemos con frecuencia en algunos políticos, personas sin ningún tipo de formación, se creen capaces de Gobernar una Comunidad, una Ciudad, un Partido Político, llevar las riendas de uno o varios Ministerios, una o varias Concejalias…y así nos van las cosas en muchas Comunidades Autónomas, hospitales colapsados, alumnos en barracones, gente desahuciada de sus viviendas, residencias de mayores inhumanas, niños que comen una comida al día, mendigos que duermen en la calle…
Nunca entenderé el atrevimiento del ignorante.
No puedo imaginar un ciudadano sin estudios de cirujano, operando en un Hospital; a cualquier persona sin preparación dar clase a universitarios; a cualquier persona sin estudios de Derecho, defender en un juicio a un inocente…y los que se atreven a ello se les llama «intrusos» o personas que practican el intrusismo, y las consecuencias de sus actos las vemos desgraciadamente en muchas ocasiones, muertes, deformaciones, engaños…
Entonces por qué no se les exige a los políticos la preparación necesaria para la función o funciones que van a realizar?
Parece que en política vale cualquier cosa, con decir que te gusta uno u otro partido, con saber pegar folletos o exhibir pancartas…ya están preparados para tener un cargo de responsabilidad?
A muchos ciudadanos nos parece increíble y debido a esa falta de preparación, se debe el fracaso, el descontento y la poca credibilidad que tienen.
Muchas personas creemos que muchos de ellos están en la política por lucrarse, por favorecer a familiares, amigos y como modo de vida fácil y bien pagados.
¿Cómo se podría evitar esto?
Desde mi punto de vista, un político, igual que un médico, un abogado, un profesor o cualquier profesional debe cumplir una serie de requisitos:
Formación y preparación adecuada al cargo que va a desarrollar.
Realizar cursos y prácticas controlados por políticos expertos.
Vocación de servir a los ciudadanos.
Haber trabajado anteriormente y haber cotizado a la SS.
Volver a su trabajo después de haber terminado su trabajo en política.
No se pide ni más ni menos que a cualquier otro ciudadano que tenga un cargo de responsabilidad.
No podemos permitir que muchos políticos estén en el Congreso de los Diputados, en el Senado o en las Concejalias, jugando al tetris, revisando el móvil, viendo la ropa de la temporada, leyendo el periódico o pasando el tiempo en la cafeteria.
Qué pasaría si otros profesionales en su trabajo lo hicieran?
Necesitamos políticos honrados, responsables, trabajadores…que sepan hacer bien su trabajo, igual que le exigimos a un médico, un profesor, un juez…que haga bien el suyo y si no lo cumple se le pueda echar como a cualquier trabajador que no cumple con su trabajo.
No olvidemos que los políticos están para servir al pueblo, no para servirse ellos del pueblo.
En Democracia, el pueblo es soberano y los políticos están elegidos para cumplir y acatar nuestras decisiones, no para hacer y deshacer lo que ellos quieran(eso solo ocurre en las dictaduras).
Afortunadamente en España estamos en Democracia, que aunque no sea perfecta es la mejor y más justa manera de Gobernar.
Votemos a los representantes adecuados, no nos dejemos engañar con falsas promesas de vendedores de humo.
Ana García Díaz.