Como si anduvieran a 200 millas por hora en un Jet Ski, bailando perreo combativo y tirándose a las calles como rebeldes los puertorriqueños provocaron la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló. No hubo un golpe militar, ni muertes para dejar saber que era necesaria una transición en el poder. Y es que la generación del “Yo no me dejo”, con cacerolas en mano, haciendo yoga frente a la mansión ejecutiva y con el avivamiento y respaldo de artistas y deportistas de clase mundial como Bad Bunny, Residente, Nicky Jam, Tito Trinidad, Ricky Martin y Daddy Yankee el planeta entero fue testigo de cómo de forma pacífica un país en estado rebelde pudo ponerle fin a un gobernante que traicionó a los suyos.
Había ocasiones que ningún partido político ni sindicatos convocaban las manifestaciones frente a mansión del gobernador, la gente llegaba de forma espontánea a protestar y gritar consignas y desde allí regaban la voz por redes sociales. Fue con esas tácticas que iba creciendo el gentío hasta convertir aquello en una exposición de rebeldía en estado puro.
Protestas masivas de medio millón de ciudadanos decoraban con banderas puertorriqueñas y consignas de “Ricky Renuncia” toda la ciudad del Viejo San Juan. La multitud hizo de la protesta una verdadera fiesta rebelde donde con coreografías, la música y la algarabía se combinaban para formar la resistencia boricua. Además de que el centro comercial de mayor actividad comercial del Caribe tuvo que cerrar dos veces debido a las marchas y concentraciones masivas en una de las grandes avenidas del País. El número de personas reunidas en la principal marcha solo se asemejaba a visita del Papa Juan Pablo II en 1984 a la Isla.
Tras décadas de quedarse sumiso al ver como la clase política guisaban cada cuatrienio y caían presos por fraude al Estado, las masas se despertaron en las últimas dos semanas para demostrar que la rebeldía sí tiene sus frutos. La histeria colectiva hizo que el gobernador no aguantara más y decidiera rendirse ante la evidente resistencia de las masas que como nunca se lanzaron a las calles a exigir rendición de cuentas a sus empleados políticos. Para que tengan una idea es la primera vez en la historia que un gobernador puertorriqueño abandona el cargo antes de terminar su término.
Todo detonó por que se desveló las cerca de 900 páginas de un chat de Telegram que involucraba a Rosselló y sus asesores. Cuando la Isla atravesaba por el peor desastre de su historia como el Huracán María, una filtración de comunicaciones del Gobierno nos revelaba que el equipo cercano al gobernador se burlaba de las muertes, en un tiempo donde el Estado fracasaba en el manejo de cadáveres por su departamento de ciencias forenses. Fue gracias a ese infame chat que se les vio la otra cara a los principales funcionarios de hacer política pública. Allí a escondidas del país se hablaban de amenazas y persecución política a rivales hasta intentar entorpecer la función del encargado estadounidense de supervisar la reforma de la Policía. Y ni hablar de las burlas homofóbicas y machistas que corrían sin cesar. A eso hay que sumarle los escándalos de corrupción que llevaron a su secretaria de Educación y a la encargada de supervisar plan de salud público a enfrentar cargos criminales. Lo peor es que siguen investigaciones en curso donde posiblemente salgan a relucir más casos de corrupción en las esferas gubernamentales.
A 200 millas por hora el pueblo hizo sudar tanto a su gobernador hasta el punto de que renuncio. Imagínense como se sienten con tanto poder ¿Lo usaran en las elecciones? o ¿Sera su rebeldía temporal? Interrogantes que el futuro nos contestará. Hoy solo se que Puerto Rico es un nuevo país por entender que los de abajo están llamados a mandar a los de arriba.