Hago zapping y me detengo en un programa de debate de los muchos que pueblan nuestras parrillas estos días; me asombra la capacidad que tienen los tertulianos en tener opinión sobre cualquier tema que a uno se le pueda ocurrir; igual opinan de un caso de pederastia, que de las preferentes, que del último escándalo político o de la conveniencia de la depilación láser: de todo sé y de todo tengo opinión.
Yo milito en la idea de que no se puede tener opinión acerca de todo, y que además no es necesario. Para tener una opinión acerca de algo debe darse una de estas dos situaciones: que se tenga información adecuada sobre el tema, solo así es posible formarse una opinión basada en la reflexión y sustentada en argumentos equivocados o no, pero surgidos del proceso deliberativo; o bien, que el tema nos interese por algún motivo. Es evidente que no puede interesarte todo y tener datos de todo, ni tiempo para reflexionar sobre ello. Así que empezando por los llamados líderes de opinión, es imposible que tengan una opinión de cualquier tema, a no ser que ésta sea únicamente cuatro pinceladas, como el escorzo de un dibujo, que es el inicio de algo que tiene que terminar después de una elaboración, sin embargo, muchas de estas opiniones no pasan de aquí, no avanzan ni progresan, se quedan ahí, como simple esbozo, sin profundizar. Vivimos en la era de la información, y de la inmediatez. Así que quien no tenga una opinión sobre algo, porque no le interesa o carece de la información necesaria para tenerla, se adhiere a la opinión de alguno de los gurús de las múltiples tertulias que existen, sin que medie ningún proceso reflexivo en ello.
Yo propongo que empecemos a ver de forma positiva que en las conversaciones haya algún valiente que diga: no sé, no tengo opinión sobre esto. Esto solo tiene ventajas; por una parte, hablaría quién conoce el tema, así que los demás podríamos aprender, y por otro lado; podríamos centrarnos en tener opinión de lo que verdaderamente nos importa e interesa. Desgraciadamente hoy es fácil tener una opinión aunque no sea tuya, basta mirar en la wikipedia o escuchar a algún tertuliano, así que las opiniones se convierten en efímeras y poco sólidas, desaparecen como la brisa. Asistimos al mercado de la opinión, no existen creadores de opinión, sino vendedores. Póngame 300 gr de opinión sobre el corrupto de turno, 200gr de el último caso luctuoso y también unas lonchas sobre el Barça, que tengo cena con los amigos y quizás salga el tema del fútbol.
Hagamos un esfuerzo, digamos: no tengo opinión sobre el tema y tal vez no la tenga jamás. Ahora que es tiempo de crisis y de ahorro, no compremos por comprar, ni lo primero que nos ofrezcan, por muy tentadora que sea la oferta.