Dice una persona muy querida para mí, “no sé mucho, pero alguna cosica sé”. ¿A qué viene comenzar este artículo así? A la negativa de Pedro Sánchez a realizar un debate televisivo frente a Pablo Iglesias. Voy a explicarme.
Creo que a estas alturas de la vida, a nadie pasa desapercibida la brutal importancia de los medios de comunicación en el día a día. Si quieres estar en la palestra, debes participar en su juego. Y cuando digo que algunas cosas sé, es porque he trabajado más de 13 años en televisión y radio y he aprendido algunos detalles reseñables y trucos.
Casí siempre me ha tocado trabajar en ambientes de marcado ámbito ideológico. Un control férreo de todo cuanto se emite y medios de comunicación en manos de gente que ignora su funcionamiento y manejo. Esto lleva a ofrecer productos que no escapan al gran público por su procedencia partidista y evidencian cuáles son sus valores y grado de manipulación.
Esto que acabo de contar es algo que nunca he entendido. La obsesión de un político por controlar un medio que no conoce. Si al llegar al poder, nombras a tus afines para que controlen los diferentes puestos según tu ideología, ¿para qué quieres estar tú también encima, si además no tienes ni idea? Déjale a ellos, que para eso cobran buenos sueldos que salen de nuestras maltrechas arcas públicas. Al menos tienen experiencia y algunos hasta saben hacer la O con un canuto.
¿Qué tiene que ver todo esto con Pedro Sánchez y Pablo Iglesias? Vamos al asunto. No creo que el nuevo rostro visible de los socialistas sepa tanto de medios de comunicación como me parece. Sí pienso que está muy bien asesorado y le están haciendo un trabajo excelente y sorprendente.
Las apariciones de Pedro Sánchez están muy bien medidas y pensadas. No es casualidad que aparezca en un programa como “Sálvame”. De todos es conocido que su presentador, Jorge Javier, es uno de los más influyentes de nuestra televisión. Además, su condición de gay le hace un potencial votante de la izquierda (aunque no tiene por qué, pero el porcentaje es mayor). Para colmo, el público de este espacio de clase media y baja, con una capacidad enorme para dejarse influenciar. Él mismo ha declarado que no entiende cómo han tardado tanto en utilizarle. Primer golpe maestro.
Posteriormente, aparece en “El Hormiguero”, de Pablo Motos. Espacio de prestigio internacional y muy visto por familias, tanto jóvenes como adultos. Allí puede ofrecer una imagen más distendida e informal. Puede ser visto como una persona cercana, afable y simpática. Segundo golpe de efecto.
Sánchez cierra la semana con “Viajando con Chester”, que además abre temporada. El programa de Risto Mejide sufre con personajes poco atrayentes en lo referente a audiencia. Sin embargo, abrir el curso con Sabina y el líder socialista fue un gran acierto. Además, es un sitio ideal para que luzca ideas, desparpajo y debate político. El match ball.
De repente, Pedro Sánchez ha mejorado su imagen y está en todos los periódicos, medios y redes sociales. Objetivo cumplido.
Ahora bien, ¿tras tres aciertos iniciales, es lógico que Pedro Sánchez se enzarce en un debate ideológico con Pablo Iglesias? Por saneamiento democrático, debería ser que sí. Sin embargo, ante un proyecto que tiene tan poco que decir, representando a un partido que vende ser de izquierdas, pero que está perdiendo su identidad, y frente a un partido de nuevo cuño que se aprovecha del descontento de la gente con los gobernantes de 30 años de democracia representados en el PP y el PSOE, por sentido común, la estrategia del equipo de Sánchez será evitar este tipo de combates en el barro. Ya habrá otros para aparecer por ahí, pero no el nuevo y “brillante” líder que tanto se están preocupando en pulir y en trabajar su imagen.
Para quien quiera y guste de la buena lectura, le recomiendo “Macno”, un libro escrito por Andrea de Carlo que refleja muy bien la llegada al poder de jefes carismáticos gracias al uso y fuerza de los medios de comunicación, aunque luego no tengan demasiado que ofrecer.