Madrid, 10 feb (Sputnik).- Podemos se enfrenta este fin de semana a uno de los momentos más difíciles, y a la vez trascendentales, de su corta vida en el escenario político español, su segundo congreso estatal, conocido como Vistalegre 2.
En menos de tres años, el partido ha conseguido escalar hasta la segunda fuerza, según las encuestas, solo superada por el Partido Popular de Mariano Rajoy, y con presencia en toda la escala de instituciones, desde el Congreso y Senado, hasta los Parlamentos autonómicos y con el control de importantes ayuntamientos de todo el país, como Madrid, Barcelona, Valencia, Santiago de Compostela, Cádiz, A Coruña o Zaragoza.
La formación llega a esta cita con la militancia muy dividida, dado que los protagonistas son los mismos que en el primer congreso estatal, pero se han fracturado.
En tres años, «que han transcurrido como décadas», en palabras de Pablo Iglesias, líder de Podemos, la formación ha experimentado una creciente división interna.
A esta cita llegan tres corrientes del partido claramente divididas: el sector liderado por Pablo Iglesias; el encabezado por Iñigo Errejón, actual número dos; y finalmente el sector de la formación Anticapitalistas.
En esta gran asamblea, que se celebra en el Palacio de Vistalegre de Madrid, se decide quién será el nuevo secretario general de Podemos, quiénes componen la nueva dirección (los 62 miembros del consejo ciudadano), qué rumbo político tendrá el partido y qué modelo organizativo se adopta.
Los militantes (inscritos) de Podemos pueden participar hasta en seis votaciones: documento político, documento organizativo, documento ético y documento de igualdad, lista al Consejo Ciudadano Estatal y secretario general.
Sin embargo, sobre este congreso hay una gran expectación especialmente por la pugna entre los sectores de Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, que compiten por conseguir el control de la nueva dirección, pero no de la secretaría general, ya que los ‘errejonistas’ no presentaron ningún candidato.
Durante las últimas semanas se han cruzado reproches y críticas, convirtiendo la campaña en una batalla a dos por el control del partido.
La tensión entre ambos es tan alta, que ambos manifestaron su deseo de abandonar la primera fila del partido si pierden en este Congreso.
Hasta el domingo no se conocerá el resultado de la elección de las más 456.725 personas que hay inscritas en el partido.
En Podemos, a diferencia del resto de partidos, las bases no tienen obligación de pagar cuota económica y tienen el derecho a participar en todas las decisiones de la formación, como las de este fin de semana.
Las bases comenzaron a votar a través de la web el sábado 4 de febrero, y podrán votar hasta este sábado día 11 a las ocho de la tarde.
Una empresa externa a Podemos, Agora Voting, controla el sistema de votación y realizará el recuento hasta el domingo a las dos de la tarde, cuando se conocerán los resultados ante 10.000 asistentes al congreso, con más de 400 periodistas de todo el mundo acreditados para el evento.