El verano de los festivales. El resurgir de la música independiente en un mundo puramente comercial. La imagen. Un estilo de música vacío que logra vender millones de discos en todas partes a pesar del daño que la piratería ha causado y causa constantemente; y entre hueco y hueco la música indie o música independiente (como ha sido comúnmente llamada) se hace escuchar más alto y más lejos. La era de los festivales, donde casi cualquier grupo musical puede darse a conocer de una u otra forma.
Arenal Sound (Burriana-Castellón), SOS 4.8 (Murcia), Low Cost Festival (Benidorm-Alicante), SanSan Festival (Gandía), Dcode Festival (Madrid), Alhambra Sound (Granada), Sonorama Ribera (Aranda de Duero-Burgos), Contempopranea (Badajoz), Bilbao BBK Live (Bilbao), Viña Rock (Villarobledo-Albacete), FIB (Benicássim-Valencia)… y podría enumerar un millón más. Los festivales se han convertido en la nueva forma de pasar las vacaciones de verano para miles de jóvenes, de uno a otro recorriéndose España, siguiendo a sus grupos favoritos y conociendo nuevos, de estilos diversos y variados, aunque siempre con esa característica inconfundible de música independiente. Es la nueva experiencia juvenil que todo chaval quiere vivir, y cada vez más y más jóvenes quieren unirse a este modo de vida; porque sí, para muchos simplemente es un modo de vida. Algo que ni siquiera puede llegar a explicarse del todo, que solo cuando lo vives puedes comprenderlo en su magnitud.
La música cobra protagonismo con millones de entradas vendidas meses antes de las fechas señaladas, y cada año se venden más y más, y sin duda el estupendo clima que disfrutamos en España ayuda, y mucho, a captar también a extranjeros que deciden unirse también a esta experiencia estival. Yo misma he disfrutado de ello durante unos cuantos veranos y puedo afirmar que así es, que es una auténtica experiencia. Es un exitazo enorme y prueba de ello lo tenemos en la cantidad de festivales que se suman cada año a este fenómeno. ¿Por qué? Sin duda por la gran cantidad de dinero que mueve y recogen. Miles y miles de entradas vendidas, y miles de euros recogidos durante los días que dura el Festival con gastos de bebida, comida, merchandising (camisetas, gorras, sudaderas)… Como podéis ver, un negocio muy pero que muy rentable. Y entre tanto música, buena música.