Últimamente no he publicado nada. Hoy de nuevo quiero escribir y me siento diferente. Algo está cambiando en mi estado de ánimo y siento deseos de compartir con nuestros lectores una situación en particular que espero ayude a otros.
Ante la partida inesperada de mi primogénito Alex hace poco más de un año, atravieso por una serie de sentimientos diversos. En estos últimos meses he mantenido al ordenador a cierta distancia. Lo miro con recelo, pocas ganas de conversar con él y menos aún de retomar nuestra amistad de siempre.
Un día estoy eufórica, contenta, con deseos de levantarme temprano y caminar un poco. Otros con mucha fatiga me despido de la cama haciendo un gran esfuerzo. Me invade una sensación de tristeza, pocos deseos de hablar, aunque si en una situación normal la comunicación es una de mis características.
Están esos días en los que, no obstante mi cuerpo desea quedarse en casa todo el día, me esfuerzo y salgo. A un museo, a ver una muestra fotográfica, o simplemente a caminar por la ciudad. Entro en una librería y recorro cada una de sus salas, y al final salgo con uno o más libros. Lo siento relajante. Me ayuda mucho. Y cierto, están esos días en los que simplemente estoy en casa y lloro…lloro mucho.
No es fácil, encontrarme de un momento a otro sin una parte de mi ser. Por ello, estoy trabajando esta nueva condición y trato por todos los medios de estar activa. Me inscrbí en varios cursos: de italiano, literatura italiana, escritura creativa, en el que poco o nada hago, pero me mantiene dinámica mentalmente. Me estoy preparando para presentar mi exámen Cils Dos, es decir el diploma que evalua mi conocimiento del italiano. Por otra parte, continuo a impartir cursos de español. Y además, me inscribí en un curso de español para enseñantes del idioma.
En esta transición por la que atravieso, mi pasión por la lectura se había reducido un poco. Un libro de 250 páginas, que normalmente me tomaba dos o tres días máximo, lo estaba leyendo en un mes. Pocas páginas al día a veces ninguna. Hago lo posible por reencontrar mi interés por la lectura, y para ello, elijo un libro de bolsillo que lo llevo conmigo, de manera que donde quiera que voy si tengo un momento prosigo mi lectura. Y para las noches selecciono otro libro, con un tema completamente diferente, pero que igual me ayuda en este proceso.
Los film que tomo prestados en la biblioteca de la pequeña ciudad en donde vivo, se han convertido en una alternativa durante las noches. Me gustan mucho las películas francesas, sobre todo las que se presentan en los festivales cinematográficos, que no obstante no vienen premiadas, y según mis escasos conocimientos sobre el tema, tienen un argumento atractivo e interesante.
Algunas veces vamos con una amiga a algún museo. Otras voy sola. Sobre todo cuando deseo un momento exclusivamente mio. Me concentro en algo que me gusta sin limite de tiempo. Es algo que me lo puedo permitir y simplemente lo disfruto. Esto me ayuda a equilibrar mis emociones. Lo que no que quiere decir que me alejo del mundo. Es solo que deseo pasar un momento conmigo misma realizando algo que me gusta.
Como parte de nuestro curso de literatura italiana, recientemente viajamos con el grupo a Genova para la muestra de Picasso. ¡Por cierto muy interesante! Y la ciudad muy bella, sobre todo cuando se tiene la fortuna de contar con dos personas excepcionales, como nuestro maestro del curso, Pier Carlo y su esposa Laura, cuyas explicaciones nos ayudaron a comprender más al grande Picasso y a conocer esta bella ciudad portuaria. Fue un momento indiscutiblemente rico para mi.
En este proceso en el que estoy aprendiendo a vivir con el dolor, descarto categóricamente olvidar; me está ayudando, antes que nada alguien que está en la inmensidad del universo, mi carácter, mi familia, mis amigos cercanos, escribir, aunque si no lo hago con la frecuencia que desearía, pero sobre todo, mis pasiones por estos placeres de la vida, que al final, es lo único que nos llevamos luego de este pasaje terrenal.
Llegará el turno para el psicólogo, seguramente. Pero mientras tanto estoy tratando de mantenerme a flote, utilizando mis energias positivas, orientando mis actividades en lo que disfruto, mientras llega el momento de saludar definitivamente a mi Alex y dejarlo reposar en los brazos de nuestro gran Padre Universal.