Tu memoria determina tus habilidades

Se dice que la memoria es la base de cualquier otra capacidad intelectual, creativa, emocional y social. Y es cierto. Sin memoria no puede haber aprendizaje, y sin aprendizaje no puede haber desarrollo de habilidades.

Por tanto, ser una persona intelectualmente productiva, resolutivamente creativa, emocionalmente inteligente y socialmente efectiva pasa antes por ser una persona con buena memoria.


El problema es que en nuestra sociedad, y más aún en nuestro país, la memoria no se valora como debería.


Las personas más eficaces en estos cuatro aspectos son, de hecho, personas con una buena capacidad memorística (aunque puedan tener despistes y olvidos como cualquier otro ser humano).

El problema es que en nuestra sociedad, y más aún en nuestro país, la memoria no se valora como debería. Muchas veces se asocia exclusivamente al estudio y el estudio, debido a cómo funciona nuestro sistema educativo, se asocia directamente a la memorización por repetición de datos de utilidad práctica escasa o nula.

¿Y cómo funciona el sistema educativo en nuestro país? Sencillamente, nos enseñan a memorizar y a aprender de la forma más ineficaz que existe: repitiendo un dato 20, 40, 100 veces o las que sean necesarias.


Si nuestro cerebro ve que lo que intenta almacenar no le va a resultar de utilidad en el futuro, nos envía una respuesta emocional para que apartemos nuestra atención de ello


El resultado: nuestras conexiones neuronales retienen ese dato mientras les resulta útil, es decir, hasta la fecha del examen, para después olvidarlo y utilizar esas conexiones neuronales para almacenar otras cosas que nos interesan más.

Porque ése es uno de los principales desencadenantes del fracaso y del abandono escolar: la falta de interés. Si nuestro cerebro ve que lo que intenta almacenar no le va a resultar de utilidad en el futuro, nos envía una respuesta emocional para que apartemos nuestra atención de ello y que la dirijamos a otros estímulos que nos aproximen al placer o, más importante aún, que nos alejemos del dolor. Y la frustración y el aburrimiento que provoca el sistema educativo en tantos niños y niñas son interpretadas por su cerebro como señales de dolor.

Otra cuestión importante acerca de nuestro cerebro: él es un ahorrador nato de energía.

Para él, reservar energía es sinónimo de supervivencia, y la supervivencia es su prioridad número uno. Dicho de otra forma: sólo va a invertir energía en aquéllo que le ayude a alejarse del dolor o a acercarse al placer, es decir, en aquéllo que le resulte útil para sobrevivir.

Así que ¿cómo va a gastar energía en los contenidos del colegio o del instituto, incluso de la universidad, si le acercan al dolor y si ve que más del 80% de ellos no le van a ayudar nunca a alejarse del dolor ni a acercarse al placer?

Pero nuestro cerebro tiene muchos más secretos. Nuestro cerebro procesa de forma increíblemente rápida y eficiente las imágenes y recuerda mucho mejor lo que está asociado con lo que ya tenemos almacenado en nuestra memoria.

Sabiendo esto, podemos utilizarlo para conseguir resultados increíbles, como por ejemplo aprender vocabulario de cualquier idioma en la mitad de tiempo del que normalmente invertimos. ¿Quieres saber cómo? Puedes echar un vistazo a este vídeo, donde explico con pelos, señales y ejemplos el método para conseguirlo: https://youtu.be/czx-hdYXAK8

Comencé diciendo que sin memoria no podemos desarrollar nuestras habilidades.

Ahora añado que, dado que, sino que nos enseña a utilizarla de la forma más ineficiente, es quien corta el desarrollo de nuestras habilidades intelectuales, creativas y emocionales. Y las sociales se salvan porque es una de las épocas en las que aprendemos a tratar socialmente con los demás, pero no se debe al sistema, sino al entorno que genera el sistema.

Sin duda, que el sistema educativo sea un obstáculo para desarrollar nuestras habilidades y conocimientos es una de las mayores paradojas que podemos encontrarnos en la sociedad actual.

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