Los psicópatas
Fuente: http://eldiariofenix.com/

El psicópata, posee una personalidad que, sin llegar a ser una enfermedad mental, es anormal. Según el Manual de diagnóstico de Psiquiatría, DSMIV, se la diagnostica como un Trastorno Antisocial de la Personalidad.

Pero según la Organización Mundial de la Salud, desde 1992, la psicopatía no es una enfermedad mental.

Con un impacto equivalente al de la esquizofrenia en términos de afectados y coste social, los psicópatas se mantienen dentro de una coraza impermeable al tratamiento. Son penalmente imputables, según el Código Penal. Pero es difícil dejarlos en evidencia suficientemente.

Dentro de esta categorización, se puede manifestar un amplio espectro, diferentes grados de manifestación, que van desde “el criminal”, hasta personas “integradas” al entramado social.

En ese medio trabajan, estudian, tienen hijos, familia. Por extraño que parezca, pueden ser compañeros de trabajo, de estudio, de grupo político o religioso. Esto los hace especialmente peligrosos. Sus posibles víctimas se encuentran más vulnerables porque no hay señales externas que alerten y permitan una actitud defensiva.

Estas personas tienen “anestesia afectiva”. No sienten la menor culpa. Por lo tanto, ellos no son los que sufren, pero sí las personas de su entorno. Las emociones que sí pueden sentir son la cólera, la ira o la tristeza. Claro está que cuando las cosas no son como ellos quieren.

Son innumerables los documentos históricos acerca de estas conductas en líderes mundiales.

A nivel doméstico, laboral y educativo, la mayoría de responsables del maltrato son personas de este tipo.

Todos los estudios coinciden en que cualquier estrategia es válida para llegar al máximo placer del psicópata. Esta consiste en anular la voluntad del otro para explotarlo, atacarlo y demostrar su superioridad y su desprecio hacia su víctima, ya sea en el área laboral, de sus relaciones personales, sexual, política, etc. Esta es su esencia.

A lo largo de los devenires de la Historia nos podemos encontrar con aquellos que manifiestan la “verdad definitiva”. La verdad última. La prevalencia de la psicopatía se multiplica entre altos cargos y dirigentes de las organizaciones dominantes en las civilizaciones.

Los testigos de los últimos días en el bunker de Berlín lo dejaron evidenciado. De Calígula hasta los responsables de los exterminios étnicos pueden encajar en este trastorno.

La empatía nunca es interpretada por los psicópatas. Preguntar a una persona con este perfil acerca de cómo se encuentra sería inútil. Un psicópata no entendería ni el significado ni la diferencia de un estado emocional a otro, en relación a los otros.

Los estudios precursores sobre este trastorno son obra de Robert D. Hare. El término más suave con la que se denomina a este trastorno es el de “sociópatas”. Este investigador en psicología criminal y profesor de la Universidad of British Columbia sostiene que, aproximadamente, un 1% de la población serían psicópatas. De los cuales la mayoría pueden pasar desapercibidos en la sociedad, llegando a pasar incluso por buenos trabajadores y directivos.

Según estos cálculos, en España habría entre medio y un millón.

Lo verdaderamente serio de esta situación es que no se incluyeron pruebas psicológicas para el acceso a los cargos públicos.

Y no me refiero a esos test que puede solventar cualquier persona bien informada.

Piensen en cargos como por ejemplo docentes, responsables de grupos humanos o personas con el poder suficiente para decidir sobre el futuro de sociedades enteras. Estas pruebas deberían ser tan exhaustivas como el conocimiento técnico o legal para cubrir cargos de designación o de elección.

Durante un tiempo fui ponente para la Asociación Gallega de Lucha Contra el Acoso en el Trabajo. Varios profesionales de incumbencias multidisciplinares tratábamos de aportar diversas herramientas para amortiguar, detectar, o eliminar las conductas del mobbing. En muchos casos los episodios se debieron a la ausencia de esos controles psicológicos. Pueden preguntar a las víctimas de esos predadores.

Si bien no se puede evitar que existan psicópatas, al menos podríamos neutralizarlos si contásemos con estos filtros para catalizarlos e inhabilitar su actuación.

Piensen en el daño emocional que pueden causar personas de este tipo al frente de un conjunto de alumnos. De áreas de gestión sensibles, como la sanitaria, por ejemplo. Cuántas vidas fueron deshechas por no contar con estas medidas preventivas.

El psicólogo estadounidense Paul Babiak ha trabajado en dos ámbitos en relación a este perfil. Uno es el “leadership development”. Es decir, el desarrollo de liderazgo. El otro ámbito es el de “issues management”, que no es otra cosa que la gestión de problemas. Invito a que sigan estos estudios.

Cada vez más a las corporaciones les preocupa que lleguen a niveles de Alta Dirección personas con este trastorno. ¿Las administraciones públicas, incluida la Justicia, también se adhieren a esta prevención?

Convengamos que los psicópatas no siempre son criminales. Lo que sí los caracteriza es que carecen de remordimientos. Hasta suelen ser seductores, disponiendo de los mejores recursos para manipular a los demás. En cualquier caso, no experimentan por sus víctimas ningún grado de empatía. Entendemos como tal la capacidad de percibir lo que otro siente. Repito, no se sienten responsables.

Los asesinos en serie son seguramente psicópatas. Pero no todos los psicópatas son necesariamente asesinos. Al menos, si hay víctimas, ellos no se sienten responsables.

Además de lo dicho, incorporemos a sus comportamientos una compulsiva tendencia a la mentira. Alegocentrismo desproporcionado. Los psicópatas suelen tener un amplio repertorio de conductas, activando unas u otras, dependiendo del entorno en el que se encuentren. Es decir, pueden llegar a ser tan cambiantes como se propongan. Son como hábiles actores en su escenario, mostrando ante el resto de individuos aquel personaje más acorde a su objetivo.

Podemos decir que son mentirosos aparentemente inofensivosEn un principio se muestran como personas en las que podemos confiar. Pero que con el paso del tiempo tan solo nos han hecho introducirnos en su trampa de falsas promesas y mentiras.

Consideren la posibilidad de que, tanto en la UE como en España, seamos gobernados por gente así.

Mejor no pensarlo. ¿No?

Publicado el 9/07/2015 en http://eldiariofenix.com/ por Alberto Vila @Reseneka

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1 Comentario

  1. Todo el articulo me ha sonado tan absurdo como perseguir pelirrojos. Habra que castigar y evitar sus actos violentos como en cualquier ser humano. Es muy nazi discriminar personas con cualquier baremo.

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