La corrupción y los promotores del miedo
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“De lo que tengo miedo es de tu miedo” W. Shakespeare

Una sociedad temerosa es incapaz de sobreponerse a los autoritarismos. También es la expresión de su derrota si se entrega sin luchar. Si bien es cierto que cuando la impunidad es generalizada, por ejemplo, o cuando la administración de justicia queda en entredicho, el desanimo cunde y los miedos atenazan. En cualquier caso, mal vamos cuando un Estado recurre a la coacción punitiva, como la denominada Ley Mordaza, como método para imponer medidas inequitativas. El sufrimiento de la Sociedad Civil se descubre comparándolo con las ventajas que disfrutan los condenados e imputados en las redes y casos de corrupción. Es una medida de su fracaso, porque es un promotor del miedo. Un Estado Libre debe asentarse sobre las convicciones y, estos, sobre valores nobles. Un Estado así, debe ser fraterno, solidario e igualitario.

Recurriendo a Zygmunt Bauman, en su ensayo “Miedo Líquido”, podemos leer: “El miedo es más terrible cuando es difuso, disperso, poco claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin anclas, sin hogar ni causa nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que deberíamos temer puede ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible de ver en  ningún lugar concreto”(…)”Miedo es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer”. La mayoría de los gobiernos actuales son promotores del miedo como método de dominación. Las denominadas democracias europeas deberían haber sido fuente de libertad y progreso. Fuente de luz. En su lugar, se han convertido en oscuridad, en la misma en la que habitan los miedos de sus habitantes. Han sembrado miedos, construidos en torno a incertidumbres frente a los diferentes, con los inmigrantes y refugiados. Los corruptos promueven el miedo. Lo necesitan.

Así nos mienten con los informes provenientes del exterior. La OCDE, sostiene que las reformas estructurales, esos recortes que producen víctimas en todos los ámbitos, están impulsando a la economía española. Deberíamos corregirlos: sólo benefician al IBEX35 y sus servidores fieles. Pese a un contexto internacional complicado, dice el informe dado a conocer en marzo último, “España es la prueba de que las reformas funcionan”. La economía ha crecido a una tasa promedio de 2.6% en los últimos tres años y en los dos últimos años su expansión fue de 3.2%.  El saldo exterior ha registrado un sólido superávit, a pesar de la desaceleración en el crecimiento de las exportaciones a nivel mundial. En 2016 las exportaciones españolas crecieron 4.4% con respecto al año anterior, un nivel superior al promedio de 2.4% de Francia, Alemania, Italia y Países Bajos. Las reformas estructurales llevadas a cabo en los últimos años han permitido devolver la estabilidad al sector bancario, mejorar la eficiencia de los mercados de productos, contribuir a la creación de empleo y promover el emprendimiento. En buen romance, la concentración bancaria se acerca al “duopolio”, expresión delatora de un mercado lejos de ser de libre competencia, gracias a unos ajustes de sucursales y personal que producen miedo e incertidumbre. El relato oficial emite machaconamente que entre 2013 y 2016 se han creado cerca de 1.2 millones de empleos en España. De su calidad y remuneración no se aclara nada.

La corrupción y los promotores del miedo
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Entonces, para generar incertidumbre y confusión, el mismo organismo internacional recomienda a España que no siga incrementando la desigualdad. España ha descendido hasta el puesto 24 de los 35 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Estos países se encuentran en el  Índice de Compromiso con la Reducción de la Desigualdad (CRI). En él mismo, se clasifica a 152 países de todo el mundo en función de los resultados de sus políticas en materia de gasto público, progresividad fiscal y derechos laborales. Como corroboración de esta degradación, que produce víctimas, inseguridad e incertidumbres, el primer índice realizado por Intermon Oxfam y Development Finance International, que mide el grado de compromiso de los Gobiernos con la reducción de la brecha entre ricos y pobres, posiciona a España en el puesto 27 de la clasificación general y el 24, si se habla de los países de la OCDE. El mercado laboral es incapaz de reducir la desigualdad. Además, añaden los informes, que el salario mínimo es bajo en relación al PIB, que la tasa de desempleo penaliza que la gente pueda acceder a los beneficios asociados con el crecimiento económico y que la estructura impositiva podría ser mucho mejor. En España se aprecian desigualdades de género en el ámbito laboral pero también en el tributario. En suma, pagan más los que menos tienen, en una sociedad que alberga a los que siguen beneficiándose de la corrupción. Es el modelo que aplican. Injusto. Inequitativo. Desigual. Pero lo siguen manteniendo gracias a la complicidad, en algunos casos criminal, de partidos que hacen lo opuesto que dicen defender.

Sólo queda una esperanza: no te rindas ni les temas. Si te entregas y les temes a los promotores del miedo, no sólo esta generación lo sufrirá, las venideras serán sus víctimas.

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1 Comentario

  1. Excelente tu disertacion sobre este tema que hace unos años era mas candente solo en algunos paises de Latinoamerica y de un tiempo a esta parte tambien se apodero de varios paises europeos, como por ej. España. No hay q bajar los brazos, como los pobres Venezolanos que viven en una total impunidad de un gobierno autoritario, despota y criminal, pero han armado una especie de gobierno paralelo, ya q 7 millones de ciudadanos dijeron «Basta»! Lamentablemente la impunidad, fruto de la corrupcion sin limites, se va extendiendo cada vez mas. Argentina es un buen ejemplo de una justicia comprada por años y esto trae inevitablemente miedo, pero no hay que esconder la cabeza, como el avestruz, hay q vencer el miedo y unirse!

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