Cuenta la leyenda que en una galaxia lejana a la Vía Láctea, existía un gran planeta, llamado HERON, un Sol daba luz, calor y vida a los seres vivos que lo habitaban, dónde había seres diferentes que habitaban los medios acuáticos, terrestres y aéreos.
La Paz, convivencia y armonía reinaban en el gran planeta, hasta que un día, un meteorito cayó del cielo, impactó en él y lo dividió en dos planetas gemelos, Her y Ron.
Los dos planetas gemelos giraban en torno al Sol, pero en sentidos opuestos, debido al gran impacto, de manera que se veían uno al otro en el espacio, como esferas del tamaño de pelotas de tenis.
En el Planeta Her, con el paso del tiempo, siguieron las mismas normas que sus antecesores, sus habitantes vivían tanto en el aire, como en el agua y en la tierra, pero habían desarrollado una tecnología tan importante que sus cuerpos se habían transformado y adaptado para vivir igualmente en los tres medios, acuático, aéreo y terrestre.
Se regían por las leyes de la Naturaleza, a la que respetaban como Madre y Creadora del Universo; todos los seres de Her, eran libres, vivían felices y ninguno tenía mayor categoría que los otros, aunque todos no eran iguales físicamente ni hacían los mismos trabajos.
Formaban una Comunidad pacífica, tranquila, donde todos trabajaban para la convivencia y el bienestar de todo su planeta.
En el Planeta Ron, sus habitantes vivían en la tierra solamente, durante generaciones llenaron de residuos de todo tipo, tóxicos, nocivos, cancerígenos …y los plásticos llenaban sus aguas; su atmósfera estaba llena de gases que impedían pasar la luz del Sol con lo que las plantas al no poder realizar la fotosíntesis, morían y los animales que se alimentaban de las plantas, morían también, de manera que los que lograron sobrevivir lo hacían en condiciones deplorables ; habían construido bunkers bajo tierra y su tecnología se basaba en la fabricación de armas, para luchar unos pueblos contra otros, ya que la escasez de agua y alimentos les hacía entrar en guerra continuamente para apoderarse de los recursos de los más débiles.
Llegó un momento, que en el Planeta Ron solo quedaban armas y soldados, ya que habían exterminado a la mayoría de los habitantes del planeta.
Ante la escasez de alimentos, pensaron que debían viajar al planeta Her, ya que siendo un planeta gemelo podrían instalarse en él y aprovecharse de sus recursos.
Así lo hicieron, desplegaron su enorme y terrorífico armamento y con su avanzada tecnología armamentística y sus naves espaciales, en unos meses, cuando se cruzaron en sus órbitas los dos planetas , los ronitas aterrizaron y atacaron a su planeta gemelo.
Los habitantes de Her, no podían defenderse con armas, eran pacíficos y nunca las necesitaron ni las fabrican, de modo que utilizaron el arma más poderosa que tenían, su inteligencia.
Los herenos sabían que las armas del planeta Ron podían matarles en la tierra y en el aire, pero no en el agua, pues durante muchas generaciones habían vivido bajo tierra y su sistema respiratorio se había transformado de tal manera que no podían respirar el oxígeno del aire ni el del agua, de manera que su medio de defensa era el acuático porque los roneros iban protegidos con corazas de mineral y con cascos para poder respirar los gases tóxicos del interior de la tierra.
Los herenos dieron órdenes a todos sus habitantes para refugiarse en el agua, muchos murieron en el camino, las armas de los roneros disparaban sin cuartel al aire y en tierra, quemando y arrasando todo lo que encontraban a su paso.
Una vez arrasados los campos de cultivo, los árboles frutales y a todos los herenos que no les dio tiempo a huir, instalaron sus campamentos en tierra, pero no tenían nada para comer ni podían quitarse los cascos para respirar; no les quedaba más remedio que combatir en el medio marino.
Prepararon sus armas de combate y se sumergieron en el agua, pero las armas pesaban tanto que se hundían en las profundidades abisales; muchos salían de sus trajes acorazados pero no podían respirar el oxígeno del agua, de manera que fuera o dentro de su traje de combate todos murieron ahogados o asfixiados.
Cuando los habitantes de Her salieron del agua, se encontraron los cultivos quemados, todo devastado, pero entre todos, en unos años, volvieron a tener un planeta vivo, lleno de árboles, de vida y armonía por todas partes.
Con cuidado fueron sacando las naves y el armamento del agua, hasta dejarla totalmente limpia; las armas las destruyeron y las naves les transportaron al planeta Ron, que gracias a la marcha de los roneros se estaba recuperando poco a poco.
Muchos herenos se trasladaron a él y con el paso de los años reconstruyeron un planeta exactamente igual a Her, donde la Paz, la alegría y la convivencia volvieron a reinar como lo habían hecho en tiempos lejanos, antes de que el Gran Planeta HERON, se dividiera en dos planetas gemelos por culpa del meteorito.
Ana García Díaz