Es lógico que en la adolescencia, una de las épocas más rebeldes en la vida de las personas, se tema por el trabajo de los Policías, la Guardia Civil etc. Sus ansias por rebelarse contra la ley y crearse esa fama de “malote”, provoca que no miren con buenos ojos aquellos que pueden frenar, incluso castigar sus acciones.
Cuando te haces mayor y conoces los peligros que la calle acecha, todo cambia. La necesidad de tener a alguien que proteja tus derechos aumenta, y por ello, en muchas ocasiones los ciudadanos piden que el número de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sean cada vez mayores.
Hace tiempo que no veo ese sentimiento en España, imagino que desde el momento que nos gobiernan seres creadores de leyes injustas, cuyos fieles Cuerpos de Seguridad cumplen a rajatabla, sin tener en cuenta las injusticias que se cometen con sus hechos y sus obediencias incuestionables.
Creo firmemente en la necesidad que tiene un país de contar con personas valientes que velen por los derechos y las libertades de los españoles, pero no con un grupo de funcionarios que lejos de trabajar por el bienestar de la mayoría de forma honesta, se dediquen a cumplir órdenes de unos pocos que afectan diariamente y de forma negativa a la sociedad, en este caso, española.
Increíble es su trabajo cuando se enfrentan a terroristas, ladrones, asesinos, a conductores borrachos… y un largo etcétera por el que habría que estar agradecidos cada minuto, pero sus actuaciones no son siempre semejantes a las que acabo de enumerar.
Pelotazos de goma a los inmigrantes que se acercan a la costa española huyendo de una muerte segura, detenidos por intentar frenar el maltrato animal en “festejos” españoles, heridos por intentar proteger a un inocente como era el perro de una enferma de ébola, desahucios… ¿os suena?
Aquellos que podrían ser considerados héroes se manchan las manos con sangre por proteger unas leyes que lejos de cuidar a los seres vivos, satisfacen a aquellos que las redactan, sin pararse a pensar a quién puede perjudicar si no están dentro de sus intereses.
Creo que debería trabajar antes un buen corazón que intentase acabar con las verdaderas injusticias que se sufren en España y dejar de amparar a aquellos que lejos de buscar el bien de su pueblo, no les importa hundirlo a cambio de que aumente el dinero en su bolsillo, sin importarles quien podrá desayunar al día siguiente, o quién podrá asistir a la escuela con todos los libros exigidos en el colegio.