Las víctimas del sacrificio y el coste de oportunidad
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La noción de sacrificio se emplea para nombrar a un gran esfuerzo que realiza una persona, o un colectivo, ya sea para alcanzar un objetivo, ayudar a otros, o para afrontar los desafíos que nos impone la Historia. Es una noción que procede de la lengua latina “sacrificium”, que tiene esos usos, desde lo individual a lo colectivo. Puede tratarse de un homenaje u ofrenda que se le realiza a una divinidad con la intención de rendirle tributo.

Sacrificarse, en este sentido, puede llegar a implicar poner en riesgo la propia vida o incluso entregarla, pero ese gran cometido justifica el esfuerzo.
No es el caso de lo que ha venido ocurriendo en España. Se nos han impuesto de manera injusta y torticera una serie de medidas que no apuntan al bienestar general. Por lo que se ha visto en materia de corrupción y otros abusos, sólo lo hemos hecho con el único fin de resolverle las dificultades a los grupos minoritarios que, desde los púlpitos y fundaciones, han construido una realidad a su medida.

La noción puede usarse para reprochar a otra persona por no haber correspondido a una serie de grandes esfuerzos de un país, de la manera esperada. Este es el exclusivo caso del Sr. Mariano Rajoy. Este hombre se doblegó a los deseos de quienes quieren ver a España desarticulada, vencida. Este hombre, y su partido, no comprendieron que la Historia les dio la oportunidad de demostrar grandeza en lugar de avaricia, y que su compromiso era con el conjunto de españoles. Un compromiso consistente en asentar las bases de una recuperación real, no contable. De responder a las necesidades del conjunto antes que a la cuenta de resultados de las corporaciones que nos quieren de rodillas.

Los resultados son pobres, más que pobres. Nos quieren hacer creer que estamos creciendo, cuando en realidad estamos en un estado deflacionario, es decir, con inflación negativa. El presunto crecimiento  tal vez sea el origen del déficit que padecemos. Es puro gasto público inútil e ineficiente como motor real de la ficticia recuperación.

Por ello, es menester retornar a un concepto económico muy apropiado: el Coste de Oportunidad. Este valor compara las alternativas, en cuanto a la relación esfuerzo/beneficio. De aquí, se puede valorar cual es la más aceptable en términos de esfuerzos y costes.

El costo de oportunidad se entiende como aquel costo en que se incurre al tomar una decisión y no otra. Es aquel valor o utilidad que se sacrifica por elegir una alternativa A y despreciar una alternativa B. Tomar un camino significa que se renuncia al beneficio que ofrece el camino descartado. En toda decisión que se tome hay una renunciación implícita a la utilidad o esfuerzo/beneficios que se hubieran podido obtener si se hubiera tomado cualquier otra decisión.

Las víctimas del sacrificio y el coste de oportunidad
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En cada situación siempre hay más de un forma de abordarla, y cada forma ofrece una utilidad mayor o menor que las otras. Por consiguiente, siempre que se tome una u otra decisión, se habrá renunciado a las oportunidades y posibilidades que ofrecían las otras, que bien pueden ser mejores o peores en términos de esfuerzo/beneficio. Este es un concepto directamente vinculado con la situación del votante a la hora de decidir su voto. Considerar la medida de su sacrificio ante cada alternativa puede darle elementos de juicio frente a las promesas de los candidatos para él 26J.

Del PP conocemos con claridad lo que desean consolidar: profundizar los recortes y privatizar lo que le quede a España. Los dueños del BCE podrán pedir la pinacoteca del Prado o la del Reina Sofía, o ambas, cuando la incapacidad de España para atender la deuda sea inevitable. A mediados de la próxima legislatura, si se vuelve a votar a Rajoy.

De Ciudadanos, con Garicano al puente de mando y Rivera como discípulo del Club Bilderberg, no quedan dudas que acompañarán la línea de gobierno anterior.

En el caso del PSOE hay dos almas, los que se sienten socialistas de corazón y los dirigentes. Dos maneras diferentes de entender y vivir la realidad. Unos, el discurso y los beneficios de las corporaciones y los cargos. Otros, la melancolía de buscar culpables, como cual mujer maltratada que se autoengaña para no descubrir a su maltratador. Son los únicos que no le revelan a sus posibles votantes la dirección de su pacto.

Por último, la opción de Podemos, IU y las confluencias. ¿Pueden ser reserva de honestidad en la gestión de fondos y en el rigor de aplicar la ley? Hasta la fecha no parecen hacerlo del todo mal en aquellos ayuntamientos en donde gobiernan. Al menos, están desmontando estructuras de gasto que estaban produciendo endeudamientos inasumibles. ¿Tendrán el valor para afrontar el desafío de enfrentarse a la Troika? Esa es la cuestión, porque los anteriores forman parte de esos centros. Gobiernan para ellos.

Lo verdaderamente cierto, es que tendremos mayores sacrificios por realizar para, de ese modo, lograr el objetivo de tener una vida más digna y honesta. Entonces, como de decisiones se trata, tendremos que valorar el Coste de Oportunidad de cada una de esas opciones.

José Martí lo decía: “De hombres de sacrificio necesita la libertad: no de hombres que deshonren o mermen o abandonen a los que están prontos al sacrificio, al sacrificio racional y útil, al sacrificio de los de hoy, para la ventura de los de mañana.”

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