En verano Exegesis se cambia de sede oficial y se traslada a un pequeño pueblo Salmantino, allí, al menos, los calores de Madrid quedan en el olvido y trabajar cuesta mucho menos.
Justo allí, en ese pueblo Salmantino, empieza el artículo de hoy, con el boom de las tecnologías e Internet, en este pequeño pueblo, prácticamente olvidado, decidieron poner un lugar abierto al público con WIFI gratis hace, al menos, dos años.
Gracias a esta iniciativa, yo podía hacer este cambio de residencia durante los meses de verano y trabajar desde allí, una decisión que aumenta aún más el volumen de turistas en verano en un pueblo que durante el año seguramente no tenga más de 60 habitantes.
Muchos jóvenes, con la falta de cobertura e Internet, pasaban de seguir pasando los veranos aquí, en su pueblo, donde se habían criado verano tras verano y donde cada 31 de Agosto brotaban lágrimas al tener que abandonar y volver a su ciudad. Con este nuevo centro muchos jóvenes han vuelto a recuperar las ganas de volver a pasar aquí los veranos o, al menos, algunos días, lo que, además, genera, por supuesto, ingresos para el pueblo, no nos olvidemos de este detalle.
Pero la verdad que el tema del artículo era algo más orientado a la tecnología, como Exegesis no puede cerrar en vacaciones, cada mañana voy a trabajar al centro que os comento y me sorprende encontrar a toda la chiquillada del pueblo, que ninguno supera los 10 años, con un despliegue de medios impresionante, iPad, tablets de gran tamaño, ordenadores y Smartphone de última generación.
Al final esto ya casi no es una sorpresa aunque debería de serlo, en definitiva, no dejan de ser juguetes de 300 y 400 euros para niños que prácticamente no levantan un palmo del suelo.
Lo peor no es esto, en Exegesis la filosofía sobre la tecnología es que los niños deben de empezar a conocerlo desde pequeños ya que es el futuro, el problema es cómo utilizarla.
Casi nunca me encuentro padres supervisando la utilización de los críos y estos juguetes que, además, no se han preocupado en poner filtros ni contraseñas de ningún tipo.
Tan sólo una vez coincidí con una madre en este centro y realmente me sorprendió mucho la situación. Llevaban prácticamente 2 horas en el centro, el peque jugando con su tablet y la madre con su Smartphone, el niño cansado de jugar con la tablet solicitó a su madre marcharse ya que tenía ganas de irse a casa y jugar con sus primos, según él, estaba cansado de jugar con la tablet. La madre muy ofendida le contestó que en Madrid no dejaba en paz la maquinita y que no entendía por qué, desde que habían llegado al pueblo, no quería ni verla.
La reflexión de esta conversación me llegó rápido a la cabeza, en un pueblo tan pequeño como este, hay niños que aún tienen ganas de olvidarse de la tablet para poder jugar a las canicas en el patio, al fútbol en la plaza, al escondite por las calles y los padres tienen la tranquilidad de que pueden hacerlo sin problemas.
El único problema es que parece más fácil tener al niño al lado tuyo cegado con una tablet que estar pendiente de si se cae con la bici o emplear un rato de una tarde de tus vacaciones en buscar a tu hijo algunos amigos de su edad para que sociabilice.
Y vosotros, ¿qué pensáis del uso que muchos padres permiten a los niños de las nuevas tecnologías sin ningún tipo de filtro ni control y, sobre todo, sin ningún tipo de límites de horas delante de estas pantallas?.