Y así es la vida. Mientras unos se van al viaje sin ritorno, otros continuamos a pedir explicaciones mientras las lágrimas inundan nuestros rostros, nuestra alma. La vida es así. Unos arriba otros abajo. Ricos y pobres, astutos e ingenuos, inteligentes e ignorantes. Unos aman y protegen la naturaleza, otros las destruyen y toman todo lo que pueden de ella hasta empobrecerla o destruirla.
La vida es así. Los indices de pobreza aumentan… ¿o acaso no?. Quizas las cifras se mantienen, o quizas los grupos de poder las hacen balancearse al ritmo de sus intereses. ¿Quién lo sabe?
El negocio de los inmigrantes. Una grande inversión. Un negocio en donde el mediterraneo se transforma cada dia en la via de escape de los desterrados, de los que huyen de la guerra y la pobreza.
Una crisis que llega otras que se van. Siempre entre las manos de quienes ostentan el poder. Más de alguno ha dicho que cuando se generaliza una crisis, los hilos de quienes las crean se mueven al vaivén de sus deseos. Y mientras las ganancias continuan a aumentar su sed de poder y dinero, las crisis cambiarán de nombre, de rubro, pais de origen, pero seguirán su viaje por el mundo, empobreciendo a muchos haciendo ganar a pocos.
La vida es así. El negocio de los inmigrantes. Una grande inversión. Un negocio en donde el mediterraneo se transforma cada dia en la via de escape de los desterrados, de los que huyen de la guerra y la pobreza. El tema del dia de quienes dirigen la Europa y el mundo, el argumento de conversación de los criticos y políticos. A favor, en contra, o en la linea intermedia.
Y mientras sus voces hacen eco cotidiano a través de los grandes titulares de los medios de comunicación, el mar se transforma en una tumba innerte para quienes no logran su cometido: arribar a la tierra de la “esperanza”. Una esperanza que no siempre se deja atrapar. Mientras tanto, restan solo las aguas como único testigo de la lucha del más fuerte.
El planeta tierra, tan pequeño en un universo cada vez más grande. Un reducido espacio en donde en vez de sumarnos al trabajo constante para protejerla, la aniquilamos con acciones o simplemente con nuestro silencio, frente a la devastación sin piedad de parte de quienes se creen eternos e intocables.
La vida es asi. La grande industria de las armas, cada vez más sofisticadas y potentes, fabricadas por quienes su único interés es aumentar sus cuentas bancarias. Y para quienes duermen y amanecen con ellas entre sus manos, mantener el estado de terror con consignas religiosas o dictatoriales. Al final la pluma continua a escribir con sangre la historia de muchos.
La vida es así. El planeta tierra, tan pequeño en un universo cada vez más grande. Un reducido espacio en donde en vez de sumarnos al trabajo constante para protejerla, combatir a quienes la destruyen, convertirla en un lugar sano, próspero, en donde se viva en paz y tranquilidad, la aniquilamos con acciones o simplemente con nuestro silencio, frente a la devastación sin piedad de parte de quienes se creen eternos e intocables.
Con nuestro silencio y la falta de acciones concretas estamos transformando nuestro planeta en un inhóspito lugar, y depende de nosotros mismos si continuamos en este estado catatónico o empuñamos el arma de la sabiduria para combatir a estos pocos que explotan su riqueza sin restituirle nada a cambio.
La vida es así. Líderes populistas que asumen el poder de sus naciones o esperan pacientemente su turno, utilizando la ira de los ciudadanos resentidos, y una vez sentados en el trono presidencial su incapacidad para dirigir es evidente.
Y mientras tanto, según las últimas informaciones, los cientificos, los estudiosos del universo continuan a investigar si es posible habitar en otro planeta. Me pregunto: ¿acaso no basta con la destrucción de la Tierra? Porque no se trata de habitar en otro planeta, si al final serán siempre los mismos a habitarlos.
La vida es así. Líderes populistas que asumen el poder de sus naciones o esperan pacientemente su turno, utilizando la ira de los ciudadanos resentidos, y una vez sentados en el trono presidencial su incapacidad para dirigir es evidente.
La ira como bandera de lucha, no es más que un invento de quienes se creen astutos, tomando ventaja del uso de las redes sociales o utilizando las plazas públicas para gritar “su verdad”. Señalando con el índice a los corruptos, saludando a mano abierta al pueblo, que confiado le sede su voto, no obstante la doble moral que un dia u otro le dejará una estela de desilución. Al final, el resultado es evidente: votar siempre por los mismos, con discurso y rostro diferentes, pero… siempre los mismos.
Asi es la vida. Las lágrimas continuarán a bañar los rostros ante la partida sin retorno de uno de los nuestros. Las mismas lágrimas que bañan los rostros de quienes luchan cada dia por vivir en un mundo mejor.