La libertad de expresión y la prensa libre
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La
libertad de expresión se ha podido consumar, sí consumar, en pocos períodos de
la Historia. En general no ha sido así. El poder, y cuando lo menciono me
refiero a “todo” el poder, no es afín con esa libertad. Pregunten a Dani Mateo.

Si
la gestión política, judicial o económica, está cautiva de la información
comprometedora que atesoran los imputados y condenados, mal asunto.
Villarejos aparte, porque no es el único funcionario entusiasta en llevarse el
trabajo a casa, sus prácticas manifiestan otro desequilibrio del sistema. Los
gobernantes deben estar libres de esas servidumbres. De lo contrario existe un
desequilibrio roto en la relación entre los poderes del Estado. Los ciudadanos
quedan indefensos.

Si,
además, se aprecia que sólo la prensa libre de este país, especialmente en las
Redes Sociales, ese medio tan temido por el Poder, saca a la luz los asuntos
turbios, entonces
es que tenemos un gravísimo problema
. Los últimos escándalos no
fueron denunciados por los partidos políticos tradicionales. Fue la prensa
libre. Su perseverancia. Su trabajo heroico en condiciones de extrema escasez
de recursos. Jugándose la vida. Esa ha sido la salvaguarda del resto de
honradez que va quedando en el sistema. La prensa del Poder se ha quitado la
máscara. Por ello, la prensa libre se ha convertido en el canal al que acuden a
informarse los ciudadanos de una manera creciente. La prensa libre está fuera
del alcance del control del entorno presidencial, con su discrecional manejo de
los fondos de publicidad institucional.

Es función del accionar
político de la sociedad civil quien tiene la misión de restituir los
equilibrios rotos. Cada ciudadano con su compromiso. Con su apoyo cotidiano a
la ética del trabajo y a la merecida recompensa. Cada ciudadano tiene al
alcance de su mano el recuperar el control de los desajustes. Será una tarea
compleja. Ingrata. Pero, cada día, será un día de construcción en el camino
hacia la recuperación de los desequilibrios rotos. 

La prensa libre está llevando a cabo una batalla histórica. Los malos lo saben.
Los indignados también. No obstante están seguros de la impunidad. Quizá el
tratamiento ágil que tanto el Tribunal Constitucional, presidido por un
militante, como el Tribunal Supremo, otorgan a los asuntos de interés “del
Estado”, tal vez nos desconcierten. Esto nos lleva a considerar que sí se ha
roto el equilibrio
entre poderes
. Clave de las garantías democráticas.

Sólo queda el Parlamento convertido en la expresión de la
calidad de la política en España.
 Expresión de la de los ciudadanos. Veremos que ocurre en las
sucesivas elecciones que se avecinan. No es la hora de los salvadores de la
Patria. Es la hora de estadistas que hagan de la política una herramienta para
la protección de su pueblo. Es la hora de los medios libres. Sin embargo, es
menester prevenir a los lectores de que, tal como decía Aldous Huxley:

“Cuanto más siniestros
son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de
su lenguaje.”

Debes estar prevenido ciudadano.

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