Muchos españoles asistimos en estos días con verdadero estupor a las reacciones de la derecha recalcitrante ante la gestión del Gobierno de la crisis del coronavirus. Entre los fake news que de manera negligente y dañina utilizan, en su mayoría, muchos de los votantes y simpatizantes de VOX, bien creándolos, sin rubor alguno, bien difundiéndolos masivamente por las redes sociales, así como las irresponsables declaraciones de muchos dirigentes de ese partido y también del PP y Ciutadans, que una vez más, con ello, demuestran no haber encajado todavía la derrota electoral, pareciendo tener más interés en sacar rédito político propio que en arrimar el hombro en una situación de emergencia nacional.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han sido insultados de todas las maneras posibles, antes y durante esta crisis, y lo seguirán siendo después, cuando se haya recobrado la normalidad. ¡Hay que sacar de la Moncloa a ese atajo de socialistas radicales, comunistas, golpistas y proetarras!, se repite sin cesar por los agitadores de esta derecha, tan cavernícola, que con sus diatribas sacaría los colores a políticos como Adolfo Suarez, Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón o José Pedro Pérez-Llorca, del la antigua UCD, o a Miquel Roca, de Minoría Catalana, o al mismísimo Manuel Fraga Iribarne, de Alianza Popular.
En España parece que resulta complicado aunar esfuerzos por un objetivo común y primordial, como es defender la salud de los ciudadanos por encima de cualquier otro interés. Quienes entorpecen la unidad o se niegan a promoverla demuestran tener escasa talla moral y ansia desmedido de poder a cualquier precio. Ahora es momento de actuar. Las responsabilidades, si las hubiera, deben exigirse cuando todo haya pasado.
Quienes están más por la bronca política que por la responsabilidad que deben a sus conciudadanos, deberían mirar más a cómo han actuado los gobiernos de otros países para darse cuenta de que, ante una pandemia como esta, todos viajamos en el mismo barco, gobierno y oposición. Mientras que en la mayor parte de los países los gobiernos han sido y son respaldados de manera leal por la oposición, en España andamos a la greña. ¿Acaso los gobiernos extranjeros han actuado de manera diferente?, ¿han sido más diligentes o más transparentes?, ¿han dispuesto o disponen de todos los medios necesarios para atajar el problema?
Estos sectores de la derecha española acusan al Gobierno de la Nación de improvisación y ocultación de datos. ¡Cómo no improvisar cuando se está frente a un enemigo desconocido sobre el que no existían tratados de actuación! Todos los países han ido cometiendo los mismos errores y parecidos aciertos, en función de su propia capacidad para afrontar la pandemia. Los mismos o similares problemas de abastecimiento de productos sanitarios específicos han sufrido y sufren Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, Brasil o Estados Unidos. La escasez de mascarillas, guantes, desinfectantes o test, han afectado y afectan a la población de estos países, aunque, poco a poco, se están empezando a subsanar en algunos de ellos, como es el caso de España, donde gracias a la reacción de muchas empresas y a las medidas decretadas por el gobierno, se están logrando producir cada vez más en cantidades mayores muchos de estos productos para no tener que depender del mercado internacional, donde se han dado casos de poca solidaridad al promover las pujas.
La opinión es libre, la imbecilidad también. Y opinar a toro pasado está al alcance de cualquiera, ya sea listo o cretino. Pero lo difícil y responsable es tomar las decisiones cuando tocan, a riesgo de no agradar a todo el mundo o de equivocarse.
Si este gobierno progresista ha demostrado algo es que desde el primer momento asumió la responsabilidad que le competía, dando la cara desde el minuto uno, haciendo permanentemente apariciones para explicar la situación del momento, cediendo el protagonismo táctico a la ciencia, los sanitarios y las fuerzas del orden. España siempre siguió, en la medida de sus posibilidades, las directrices de la OMS, incluso, en algunos momentos, este organismo nos ha puesto de ejemplo en el cumplimiento estricto de sus recomendaciones.
Las medidas que decretó este gobierno desde el principio de la crisis no han hecho otra cosa que intentar proteger a las clases más necesitadas (¡léanlas en el BOE!). De cómo se sufre una crisis los españoles sí teníamos experiencia. Los sectores más vulnerables y la clase media sufrieron en propias carnes la gestión del PP, que les hizo empobrecerse hasta perder logros alcanzados diez años antes.
La crisis financiera de 2008-2014 hizo caer la peor parte de las medidas de austeridad y recortes sobre las clases populares, mientras algunos se hacían más y más ricos. ¿Es esa la receta que les gustaría ahora a los señores de VOX, PP y Ciutadans?
Durante los años más duros de la anterior crisis económica, tanto el gobierno de Rajoy, como las comunidades autónomas gobernadas por el PP, infligieron recortes en el gasto sanitario del que aún no se ha recuperado el Sistema Nacional de Salud.
Aquellos recortes provocaron que centenares de miles de plazas de personal sanitario, tanto en medicina como en enfermería, por no hablar de las auxiliares, no estén ocupadas a día de hoy. La población en España creció desde el año 2012 en más de un millón de habitantes, pero los recursos sanitarios fueron recortados en todos los ámbitos de actuación.
La derecha neoliberal, tan a menudo auto revestida de patriotismo y de constitucionalismo, no tuvo ningún problema en orillar muchos de los artículos de carácter social de nuestra Carta Magna y de marginar a amplios sectores de la población con sus recortes salvajes. El PP de Mariano Rajoy diezmó la sanidad pública para la que ahora el PP de Pablo Casado reclama más recursos y personal. ¡Qué poca vergüenza!
¡Ese no es el camino! En mi opinión, se equivocan quienes aprovechan la ocasión para intentar derribar a un gobierno legítimo, incluso induciendo de manera más o menos abierta a un “golpe de estado” que, algunos, lo llaman Gobierno de concentración. Se equivocan quienes recurren al insulto; a Pedro Sánchez le han llegado a llamar incluso criminal. Se equivocan. No es el camino.
Pese a tanto ruido, el Gobierno saldrá fortalecido de esta crisis. Y, tal vez, lo más importante, la defensa de los servicios públicos será protagonizada cada vez por más gente en España.
© Javier Díez Moro 8 de abril de 2020