Es la guerra de modelos
Fuente imagen: https://www.elespanol.com EFE

Sólo es posible leer con estupor e indignación las noticias nacionales e internacionales. En un punto, debemos reflexionar acerca de este reinado de mediocres arribistas que vienen imponiendo miserias desde la diestra con la complicidad de una presunta siniestra. ¿Son esas medidas tomadas durante el rescate a la banca en nombre de la libertad y la legalidad las herramientas necesarias para lograr el bienestar general?  Este gobierno y sus cómplices necesarios quieren seguir consolidando el relato de que no hay alternativa a este modelo injusto que sólo beneficia a organizaciones cuyo único fin es el beneficio de sus inversores. Porque la cuestión central de la que se trata toda esta confrontación no es de personas, personajes o personajillos. Es de modelos. No de siglas. Es de fidelidades a valores. Por ello creo que los modelos que se pretenden confluir en el Parlamento de España no son compatibles. No se trata de lealtades a los dirigentes. Es la esencia misma del propósito y modo de llevarlos a cabo. Se trata de la Honestidad, de la Justicia y del Buen Gobierno. Se trata de otro Modelo.

Un modelo, por concepto, es un esquema simplificado de la realidad que se construye esencialmente sobre un soporte de valores. La libertad, la igualdad y la fraternidad, por ejemplo. De allí, que no se pueda subordinar el interés general al de los grupos que han financiado, y seguirán financiando, a los dirigentes de los partidos para que protejan sus intereses. Saben que cuentan con un tiempo limitado para imponerlo. La indignación creciente que ya se está recogiendo como respuesta será su contestación. Entonces surgirá la confrontación. Es un conflicto entre el modelo del crecimiento y el modelo del desarrollo. Dos paradigmas enfrentados, en medio del cual está el ser humano. Es una guerra en toda regla. Es entre dos modelos. Uno, basado en la mera ficción económica y financiera. El otro, en el progreso humano. La especulación por un lado. La producción por otro. Se dirime enfrentando el “valor” y el “precio”.

La burbuja financiera que nos están haciendo pagar, no solo no se ha contraído sino que vuelve a amenazar con otro estallido en el corto plazo en cuanto haya otra gran recesión. La película, excelente por cierto, “La Gran Apuesta”, es una descripción del escenario que vivimos y que peligrosamente puede regresar. Los sistemas políticos confluyen en este escenario. Las democracias se vuelven un pretexto, mientras las dictaduras explícitas, denominadas “antidemocráticas” recogen el modelo económico especulativo. Las personas no importan en este escenario amoral. Esto explica sin eufemismos las razones por las que la UE no tiene rubor en admitir comportamientos xenófobos o, abiertamente proclives al fascismo más genuino. El comportamiento frente a la crisis de los refugiados se explica desde este modelo. Éste proclama que admitir ese flujo humano pondría en riesgo la estabilidad de los mercados. Mucho me temo que esto será la antesala a episodios de violencia cada vez más intensos. Por ello, estamos en presencia de una verdadera confrontación de modelos: o las personas o los mercados. Esa es la batalla.

Si midiésemos la salud de nuestras instituciones en relación al rol para el que se constituyeron y a la utilidad que prestan al conjunto ciudadano, entonces podríamos certificar que, algunas están en fase terminal. No están respondiendo a las necesidades de los contribuyentes. ¿Cómo explicar que el partido en el gobierno en minoría tenga a la mayoría de sus tesoreros imputados o en prisión? Tal vez algún lector me ayude a entender por qué razón los defraudadores se valen de las amnistías fiscales, mientras nuestros dependientes y jubilados se encuentran al borde de la muerte, por la deserción del Estado. Por tanto, debemos hablar del modelo que deseamos. Porque esta es la verdadera batalla que se está librando, que se trasladará a esta Europa de la xenofobia hacia afuera y la austeridad suicida hacia dentro. Los recortes que se avecinan harán inviables buena parte de las medidas anunciadas, si no se está por la labor de garantizar el cumplimiento de la ley la que, a su vez, está en un riesgo peligroso de ser un mero instrumento del poder. Esa batalla será dura, con castigos que se impondrán a todos los españoles, con amenazas y recortes. En cualquiera de los dos modelos. ¿Qué modelo desea usted? Todos supondrán grandes sacrificios. Pero uno tiene amanecer, mientras otro nos lleva a la noche más oscura.

Deberíamos reflexionar acerca de este reinado de mediocres arribistas que pretende contener las movilizaciones en marcha con unas migajas en forma de aumentos míseros o nuevas mentiras. No caigas en la trampa. Está en nuestras manos modificar el modelo.

De cada uno depende.

Pobreza de solemnidad

La cuestión central no es de personas es de modelos.

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