Ayer, Catalunya designó presidente de la Generalitat. El elegido: Carles Puigdemont. Y la gran jugada catalano – estatal continúa.
Muchos son los interrogantes detrás de esta investidura de último momento.
No puedo dejar de darle vueltas a todo este embrollo, que cada día parece tener más difícil solución.
La gran jugada catalano – estatal mantiene viva la llama de la independencia, e interesa tanto a CIU como al PP
Cuando todo parecía abocado a nuevas elecciones, la CUP, anticapitalistas, pactan con Junts pel Si, en su mayoría neoliberales, transfiriendo dos diputados, dejando a la formación en cuadro, atándose de pies y manos en sus decisiones, y todo ello por un objetivo común, la independencia de Catalunya.
Muchos son los intentos de explicar este acuerdo, muchos son los intentos de justificarlo, pero más allá del análisis político y social de esta decisión, busco observar la situación global del país y de Catalunya y no puedo cuanto menos dejar de realizar mi humilde análisis de toda esta situación.
El único argumento del PP es una defensa a ultranza de una unidad de España, que más que nunca está en entredicho.
Voy a desgranar los ingredientes de cada uno de los platos que conforman este menú.
En España tenemos al Partido Popular, que ha ganado las elecciones, pero tras su pésima legislatura en cuanto a políticas sociales, tras sus recortes, tras el incumplimiento en su totalidad de su programa electoral y con todos los casos de corrupción que lo asolan, no consigue formar gobierno con ninguna formación.
Su único argumento es una defensa a ultranza de una unidad de España, que más que nunca está en entredicho.
Un PSOE, que descompuesto y con una profunda guerra interna, más buscando el interés personal que el colectivo, busca formar una coalición de izquierdas para intentar formar gobierno, pero sin querer dar su brazo a torcer en la posible convocatoria de un referéndum en Catalunya, propuesta que lleva en su programa Podemos, elemento necesario para formar esta coalición.
Un Ciudadanos que como siempre, va de aquí para allá, queriendo estar en el meollo pero sin dar la cara.
Un Podemos que ha confirmado su ascenso y que no renuncia al referéndum en Catalunya, ya que gracias a esta propuesta consiguió ganar las elecciones generales en Catalunya, y que sin el apoyo de Ada Colau y los suyos quedaría muy mermado.
Un Ciudadanos que como siempre, va de aquí para allá, queriendo estar en el meollo pero sin dar la cara.
Por otro lado, en Catalunya tenemos un Junts pel Si, que ganó las elecciones, que se plantearon como plebiscitarias.
Un Junts pel Si al que también acosan los casos de corrupción de la formación CIU y que necesitaba el apoyo de la CUP para poder formar gobierno.
Una CUP, de ideología independentista y anticapitalista que obtuvo los escaños necesarios para formar gobierno junto a Junts pel Si, pero que no estaban dispuestos a investir a Artur Mas, anterior presidente de la generalitat, estandarte de los recortes en Catalunya, privatizaciones y en el ojo del huracán por toda la corrupción que acosa a su antiguo partido CIU.
Un Catalunya si que es Pot, que se presentaba a las elecciones catalanas con la premisa de un NO a una independencia no pactada y sin un referéndum, pero un SÍ a un referéndum, cuyos votos fueron utilizados para no contabilizarlos en el NO, y dejar así a la formación en una especie de limbo de no sabe/no contesta.
La CUP no quiso investir a Mas
Unos independentistas que reconocieron haber perdido el plebiscito, que luego dijeron haberlo ganado en escaños, que luego dijeron haberlo ganado en votos, que luego dijeron, que luego dijeron…
La CUP no quiso investir a Mas, fue alargando todo el proceso mediante asambleas, votaciones, hasta que se producen las elecciones generales y gana la opción del referéndum en Catalunya. Aquí es donde empieza el pánico, y donde los independentistas empieza a ver peligrar su sueño, junto a las encuestas que afirman que en caso del citado referéndum, ganaría un NO en Catalunya.
No nos engañemos, entre neoliberales anda el juego y se entienden a la perfección.
Y justo cuando se acaba el plazo para elegir candidato, voilá, Artur Mas se echa a un lado, aparece un candidato nuevo, la CUP vota su investidura, se somete a Junts pel SI, y se acabó. Y aquí es donde uno empieza a cocinar su plato particular.
A ninguno de los dos les interesa que termine el juego de la independencia.
¿Qué pienso que ha pasado aquí? Que Artur Mas es un crack, como ya había demostrado anteriormente y que la táctica les ha salido redonda a él, y a Mariano Rajoy y al PP.
No nos engañemos, entre neoliberales anda el juego y se entienden a la perfección.
A ninguno de los dos les interesa que termine el juego de la independencia. A Rajoy porque así tiene el as en la manga de la unidad de España y a Artur Mas y su partido porque es la mejor manera de amortiguar cualquier tipo de crítica o incluso acusación de corrupción criminalizándolas por su defensa de la independencia. Cualquier cosa que saquen, es echar dardos sucios sobre el Procés. Con toda esta jugada, han conseguido:
- Frenar una posible coalición de izquierda y evitar el avance de un Podemos, que en caso de unas nuevas elecciones en Catalunya habría arrasado.
- Mantener viva la llama de la independencia, para poder sacarla cada vez que algún proceso judicial de los que tienen pendientes aflore, estableciendo debates sobre la amenaza independentista por un lado, y el acoso estatal a Catalunya por el otro.
Si me tuviera que aventurar a establecer una teoría, y pensándolo fríamente, no me cuesta llegar a la conclusión que todo esto estaba bien panificado, en tiempo y espacio.
- Acabar de una tacada con la parte más social de Catalunya, como es la CUP. Con la retirada en el último momento de Artur Mas, ha conseguido que la CUP quede herida de muerte, sometiendo cualquier decisión propia a la beneficiencia del procés, sin poder votar en contra de cualquier medida que vaya ligada al procés, y transfiriendo dos diputados a Junts pel Si para acabar de mermarla. Como decía Artur Mas, “lo que no se ha conseguido en las urnas, se ha tenido que conseguir negociando.”
- Reforzar a Mariano Rajoy en el gobierno central, haciéndole quedar como la única fuerza y propuesta capaz de frenar esta tan terrible amenaza como es el independentismo catalán, y haciéndole quedar como el único garante de la unidad de España, que de cara a unas nuevas elecciones, será un argumento usado hasta que quede limado en su máxima expresión.
- Colocar un nuevo president, con la misma ideología que el anterior, y manejado en la sombra por la persona que nunca ha querido ceder el trono de la generalitat de ninguna de las maneras, como es Artur Mas.
Si me tuviera que aventurar a establecer una teoría, y pensándolo fríamente, no me cuesta llegar a la conclusión que todo esto estaba bien panificado, en tiempo y espacio.
Una estrategia magistral, que permite a Artur Mas seguir mandando en la sombra, eliminar de una tacada a la parte social más crítica con sus políticas y de carácter anticapitalista, quedar como la gran víctima del procés y de esta manera con opciones de volver a presentarse en un futuro sin sufrir el desgaste de un proceso de este calibre, y un Mariano Rajoy que sale reforzado, y que ahora mismo ya tiene un argumento de cara a unas posibles nuevas elecciones estatales.
Una jugada magistral de ajedrez que permite deshacer todos los enroques y continuar la partida durante al menos unos cuantos meses.
La unidad de España y la amenaza independentista, ya que la recuperación económica, creación de empleo, medidas anticorrupción y el intento de justificar sus recortes no le llevaban a ninguna parte como quedó demostrado en las elecciones generales.
Y también, ha conseguido quitarse de encima una posible coalición de izquierdas y a Podemos, ya que con toda esta situación, el referéndum (la única solución posible) ahora mismo sería visto como una concesión gracias a las amenazas y declaraciones unilaterales de los partidos independentistas catalanes.
Una jugada magistral de ajedrez que permite deshacer todos los enroques y continuar la partida durante al menos unos cuantos meses. Y una jugada de las derechas de este país, que hace, la izquierda catalana, (que planteó e inició en su día todo este procés?
Y una parte de la izquierda que ha intentado buscar una solución al conflicto, sean los que ahora paguen todos los platos rotos, mientras que las derechas se apoderan de las soluciones, procesos y hacen todo el conflicto suyo para poder esconder mejor todas su miserias. Ha ganado la política, pero no la social.
Ha ganado el Juego de Tronos