La gallina y el huevo

Todos, todos, todos… lo repetiré hasta la saciedad. Todos hemos escuchado alguna vez, el eterno dilema de la gallina y el huevo. ¿Qué fue antes? ¿La gallina? ¿El huevo?

Los creacionistas, dirán que Dios actuó al más puro estilo Doraemon y de entre sus fajas, se extrajo una gallina y un gallo que se dedicaron a copular y copular hasta poblar el mundo. Por el contrario, los científicos, dictarían que lo que antaño fue una especie de ameba, evolucionó hasta convertirse en un dinosaurio en la época del Jurásico y continuó con su evolución hasta surgirle un plumaje tupido y llegar a convertirse en las gallinas gallináceas que hoy día pululan por las granjas y otros lugares.

Como en casi todos mis artículos, trato de hablar de un tema boyante y de rabiosa actualidad. La economía nacional. ¿Y qué tiene que ver el dilema de la gallina y el huevo con nuestra economía? Os lo trataré de explicar.

Durante las últimas semanas, nos han sepultado tras cascadas de datos macroeconómicos y microeconómicos en los que se vislumbraba una situación. España, empieza a recuperarse de la crisis. A todas luces, ésta situación, es una de tantas mentiras marca España, promovidas por la farándula del miedo y del engaño del Partido Im-Popular. Como se nota que solo queda un año de “casta”, ¿verdad? Ahora, lo que ayer eran las cenizas de un incendio, hoy son el abono necesario para resembrar.

El borreguismo por comodidad o la tan temida actitud de avestruz, de esconder la cabeza en el suelo ante un problema con la esperanza de que dicho problema desaparezca, es muy de los españoles; y suele funcionar a ciertos partidos políticos para seguir en lo más alto.

Pero ciñéndome a mi guión, lo que tiene que ver la gallina y el huevo con nuestra economía, pasa necesariamente por la recuperación económica. Son muchos los econo-listos que dicen que los datos de paro y de afiliación a la seguridad social, son los auténticos adalides de la recuperación económica de cualquier nación. Pero no, cuando vemos que los datos son maquillados y tergiversados a conciencia para obtener unas estadísticas resultadistas, nos topamos con que el paro y la seguridad social, son datos relativamente de segundo plano.

El dato revelador, el dato que nos convence a los ciudadanos de que la crisis es cosa del pasado, no es un dato, es un sonido. El del dinero contante y sonante, bailoteando en nuestros bolsillos. Cuando los datos del paro dicen en épocas navideñas que vamos bien, pero el dinero es poco más que una sombra en la oscuridad para las economías familiares de media España, ese dato va con el envoltorio de los regalos una vez estos han sido abiertos, a reciclar.

Así pues, el dato revelador, no es más que el del consumo privado de un país. Si. Ese consumo que las familias realizan o quieren realizar y que es el que prácticamente, dinamiza toda la economía real de un país. Y aquí es donde nos encontramos con el dilema de la gallina y el huevo. Para que ese consumo se genere y el ciclo económico siga funcionando hasta la eternidad retroalimentándose de la necesidad de compra de unos a su vez sufragada por la necesidad de maximizar beneficios de otros, ¿qué tiene que existir primero? ¿La gallina o el huevo? ¿El salario o cash en los bolsillos de los consumidores o el dinero como financiación y liquidez en las cuentas de las empresas?

Aquí es donde nos topamos con el gran enigma y a la vez malicioso círculo vicioso de oferta y demanda. Para que la gente consuma, necesita dinero en los bolsillos, y para ello, sus bolsillos se tienen que haber llenado a través de un jornal-salario-nómina que procede de las empresas. Pero a su vez, las empresas para poder pagar a sus trabajadores, necesitan que los consumidores, que puede o no ser incluso sus propios trabajadores, tengan dinero en los bolsillos. He aquí la encrucijada, queridos lectores. ¿Gallina o huevo? ¿Consumidores o empresas? ¿Cuál de los dos es más necesario para que la vida fluya?

No quisiera atormentar vuestras mentes con este acertijo, pero, creo que sería bueno y productivo, que todos encontremos unos segundos en nuestra mente justo antes de dormirnos, para intentar resolver el enigma.

Suerte con las pesadillas. Y feliz año nuevo a todos por igual, ya seamos gallinas o huevos.

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