Es hora de romper con todo lo establecido hasta el momento, es la hora del cambio filosófico. Y es que, ¿de qué sirve seguir las normas tan meticulosamente establecidas por la ética o dejar nuestro pensamiento atrás como proponía el nihilismo en una sociedad que lo primero que hace es rechazarlas? Sencillamente, de nada.
Ha llegado la hora del cambio, de buscar una nueva filosofía que sea capaz de liberar nuestras cada día más encerradas mentes. Es ahora donde entra la música. ¿Alguien se imagina pasar un mes entero sin escuchar música de cualquier tipo de fuente o tararear una canción? Nadie es capaz de ello, ni la gente que vive en la más precaria situación; por algo será. Y mi pregunta es la siguiente: ¿No puede ser nuestro mayor carcelero a la vez la llave de nuestra libertad? Al fin y al cabo, se ha visto en muchas novelas o películas que el guardián de la celda acaba por ser el que salva al joven encerrado de su perdición. Y es que la música esconde muchísimas de las pautas que debemos seguir para llegar a esta nueva filosofía que os estoy planteando, desde frases tan estudiadas para condicionar el pensamiento como para qué tanta libertad, si no hay de quién escaparde, para qué., de Ricardo Aroja, hasta melodías que cautivan con tan solo oír el primer acorde. Visto queda que la música es muy capaz de controlar a las masas.
Tal es el punto de dicha influencia que, desde el año 2009, se imparte en Oviedo el curso Cátedra de la Filosofía de la Música a manos de la Fundación Gustavo Bueno y, desde entonces, muchos otros centros han copiado su iniciativa. Y no es para nada rara la acogida que esta tuvo, pues es, simple y llanamente, la solución que estábamos buscando. De la misma manera en que las colonias americanas utilizaron las armas de los europeos para alcanzar su libertad, nosotros debemos utilizar la música con la que nos controlan para nuestra propia Guerra de Independencia. Los jóvenes apoyarán esta moción, sin duda, pues son ellos los más afectados y es su futuro el que está en juego.
Quizá todo esto sea simplemente un artículo, pero… ¿Por qué no intentarlo?
¿Filosofía
y música? Ummmh… Decía Nietzche, el filólogo, que antes de la palabra
vinieron el ritmo y la danza. ¿Entonces, me diréis, acaso «en el
Principio No fue el Verbo» ¡Ah, mis lectores de fábulas, cómo os habéis
dejado llevar de la mano por rusticos conductores de ovejas! ¿Queréis
ser ovejas? La filología es previa a la filosofía, la música a la
filosofía: el pentagrama ¿es la Razón oculta? Ay, era cierto: el buho de
Minerva sigue batiendo las alas en el Ocaso. ¡No esperéis ya al super
hombre! (pobre Federico, sus ilusiones colgadas definitivamente
perdidas, Zaratrustra salío corriendo de las escuelas y seguramente
volvió , tembloroso, a su cueva. Juega, vetusto ya, al ajedrez con el
Leon, el niño, el Camello, la Serpiente el Águila, sin esperanza de
ganarles la partida. (ellos le siguen, compasivos, la corriente) Los
hombre se han perdido: en lugar del superhombre, tenemos ratones (esos
que abren las puertas a los virtual y los otros: para cerebros
analfabetos superinformados, tontos en un laberinto de quesitos y come
cocos) En fin ¿la música, decías? Sí, es posible…
Buena reflexión la tuya, sin duda. Me inspiró, en parte, a pensar en mi recientemente subido a la web artículo. Veremos cómo se da.