La distopía del Máster Casado
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La
cartografía de la corrupción abarcaría a todas las Comunidades
Autónomas estando los políticos presuntamente implicados en casos
de corrupción, nepotismo y tráfico de influencias protegidos en un
primer estadio por el status de «aforado» y en segunda estancia
por la benignidad de los magistrados del Supremo a la hora dictar
sentencias condenatorias, de lo que sería paradigma el llamado
«Master Casado». Asistiríamos pues a la
escenificación de una lucha enconada entre un Tribunal Supremo,
devenido en garante y tabla de salvación de las élites
político-financieras del establishment inmersas en el top-ten de la
corrupción, el nepotismo y el tráfico de influencias y el Tribunal
Constitucional convertido en el último reducto de la resistencia
democrática ante la progresiva implementación del nuevo Estado
Tardofranquista.

El
Tardofranquismo sería hijo del Tejerazo o golpe blando de 1.981 en
el que los líderes políticos confinados en el Congreso fueron
«invitados» a aceptar un acuerdo tácito por el que se declaraban
intocables el establishment asociado al sistema monárquico, al
sistema político bipartidista y a la «unidad indisoluble de la
nación española» y estaría plasmado en la todavía vigente
Constitución de 1.978, Carta Magna que estaría blindada ante
cualquier cambio institucional que se pueda producir en el Estado
español con lo que se cumpliría una vez más la profecía : «Todo
está atado y bien atado». Dicho Tardofranquismo sería un
anacronismo político que bebería de las fuentes del centralismo
jacobino francés y del paternalismo de las dictaduras blandas y que
incluirá en su cartografía la llamada «Doctrina Aznar»,
distopía que tendría como ejes principales la culminación de la
«derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo
encuentre en sus socios políticos el oxígeno que le permita
sobrevivir a su derrota operativa» y el mantenimiento de la «unidad
indisoluble de España «.

Sin
embargo, la agudización de la crisis económica, la desafección
política de la sociedad española motivada por los sangrantes casos
de corrupción de la élite político-económica y el endemismo de
una Cataluña invertebrada, harán revisar la vigencia de la
Constitución del 78 en la que se sustenta el actual status quo y
tras un proceso que se antoja inevitable de catarsis y posterior
metanoia colectiva en el conjunto del Estado español, no sería
descartable la instauración de la III República en el horizonte del
2021, escenario en el que se procederá al diseño de una nueva
cartografía del Estado español con la implementación de un Estado
Confederal.

GERMÁN
GORRAIZ LÓPEZ-Analista

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