Sí ella es el pueblo al gobierno que mira desde la cima
Yo, el paria olvidado que con su sombra nutre lo incierto
Si ella garantiza la libertad, igualdad y fraternidad
Yo soy el filo de la guillotina que hubo de necesitarse para tal fin
Tal como expresó el poeta, así como la rosa es sin porqué
La democracia como arcano mayor, lo es
Olvidando el fundamento, nos intima a que vivamos sin más
Con miedo incluso, al existir y al morir con ello, pese a la razón
Sin formas ni métodos, engrapados en su temor
Constituimos mayorías que no son
Pobres al extremo, marginales privados de ser
Números puestos en una elección
La cábala cómo método, en una comunicación que no es
El orden simbólico nos deja mudos, ante tanta desolación
Fatua injusticia la de pretender armonía de tal entramado
Cómo si democracia fuese un poema hecho canción
Tensión, pugna y puja, entre poderes que no necesariamente son tres
El arcano como misterio antediluviano, ofrece la intuición
De que digamos, sin normas de estilo ni pautas de publicación
El único poder ciudadano, múltiple, popular o de mayorías
El que está ocluido, ensombrecido por la luz fuera de la caverna
Reverbera en cada latido del niño perdido
Parido por la madre de todas las madres
Cuando por la vía que fuese, accedamos a decodificar tal expresión
Podremos decir que hemos descifrado el fin del espacio y del tiempo
Democráticamente perdidos en el mientras tanto
Seguimos votando, confusamente, por la confusión
Al menos sepamos que de esto se trata, de un arcano mayor
Que nos excede en su legitimidad, en su legalidad y en su comprensión
No somos, nunca lo hemos sido, mejores que antes, ni lo llegaremos a ser
A lo sumo una variante de las tantas, de lo que no tiene, ni tendrá explicación
Tal vez mañana, estas como otras palabras, sirvan como llave de la emancipación
Nunca será tal, pero tendrá otro nombre, otro sabor y será poema
Será canción y bailaremos con ella al son de la eternidad.
Por Francisco Tomás González Cabañas.
