“Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.” Aldous Huxley

Si la gestión política está cautiva de la información comprometedora que atesoran los imputados y condenados, mal asunto. Otro desequilibrio del sistema. Los gobernantes deben estar libres de esas servidumbres. De lo contrario existe un desequilibrio roto en la relación entre los poderes del Estado. Los ciudadanos quedan indefensos. Si, además, se aprecia que sólo la prensa libre de este país saca a la luz los asuntos turbios, entonces es que tenemos un gravísimo problema. Los últimos escándalos no fueron denunciados por los partidos políticos tradicionales. Perro no come perro es la consigna. 

Fue la cada vez más escasa prensa libre, sin ataduras. Formada por un puñado de editores que hacen su trabajo profesional con enormes esfuerzos y mínimos recursos, la que mantuvo la llama. Pero, la verdad no remunera. Las audiencias sólo desean frivolidad. Fakes. Notoriedad. Realities de bajo coste con las “opiniones” de siempre. Pero, esos medios, con su perseverancia. Su trabajo heroico en condiciones de extrema escasez y enormes presiones para captarlos para “las causas”, prosigue. Esa ha sido la salvaguarda del resto de honradez que va quedando en el sistema.

La gran prensa del IBEX se ha quitado la máscara. Por ello, la prensa libre se ha convertido en el canal al que acuden a informarse los ciudadanos de una manera creciente. Casi como las publicaciones clandestinas de la resistencia en los regímenes autoritarios. Aún así, la prensa libre está fuera del alcance del control del entorno presidencial y empresarial, con su discrecional manejo de los fondos de publicidad institucional y la publicidad online. Los asesores de comunicación están al servicio de la gran corporación. No ocultan sus intenciones. Por ello no hay gobierno.

Es función del accionar político de la sociedad civil quien tiene la misión de restituir los equilibrios rotos. Cada ciudadano con su compromiso. Con su apoyo cotidiano a la ética del trabajo y a la merecida recompensa. Cada ciudadano tiene al alcance de su mano el recuperar el control de los desajustes. Será una tarea compleja. Ingrata. Pero, cada día, será un día de construcción en el camino hacia la recuperación de los desequilibrios rotos. La prensa libre está llevando a cabo una batalla histórica. Los malos lo saben. Los indignados también. Merecen que la apoyemos.

La dirigencia periodística que ha claudicado podría recuperar algo del sentido que debe tener su misión  y renunciar al anochecer. Antes de ese acto, editorializar su propia corrupción. ¿La razón? Su demostrada incompetencia para gestionar todos y cada uno de los grandes temas que han sometido a España a la denominada crisis. No solo no los ha resuelto sino que los ha agravado. No obstante los “apostoles de la investigación periodística” pueden terminar siendo piezas de los grupos de cloacas enfrentadas. No parece buscarse la verdad. Sólo el ajuste de cuentas.

Desde el poder han previsto que el equilibrio presupuestario se romperá de manera inteligente. En la UE con los nuevos responsables, se tiene claro que el propósito será proseguir el desgaste del sistema público. Dejar sin inversiones. Pauperizar. Desmantelar a los impecables sistemas de salud.

De pensiones. La educación pública. La sanidad. Todas acciones premeditadas. Todo orientado a justificar la implantación del modelo privatista. Rompen la equidad. Destrozan el equilibrio. Así, han creado la España de la pobreza. Pese a ello, los resultados de esas medidas no se atisban. Lo único que se percibe es la cuenta de resultados de las empresas del IBEX35. Esto es denunciable. No obstante están seguros de la impunidad. Esto nos lleva a considerar si se ha roto el equilibrio entre poderes. Clave de las garantías democráticas. El Parlamento se ha convertido en la expresión de la política en España. No respeta la de los ciudadanos. Veremos que ocurre en las sucesivas elecciones que se avecinan. No es la hora de los salvadores de la Patria. Es la hora de estadistas que hagan de la política una herramienta para la protección de su pueblo. 

Sin embargo, es menester prevenir a los lectores que deben estar prevenidos. No crean lo que lean, vean o escuchen sin más. Reflexionen.

La política del «yo y del tú» a la del «nosotros»

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