Hace más de un año escribí en Twitter, mientras leía con estupor e indignación las noticias nacionales e internacionales. En un punto, me dejé ir y publiqué: “Deberíamos reflexionar acerca de este reinado de mediocres arribistas. ¿Son herramientas necesarias para cambiar el modelo?”
Porque la cuestión central de la que se trata toda esta confrontación no es de personas, personajes o personajillos. Es de modelos. No de siglas. Es de fidelidades a valores. Por ello creo que los modelos que se pretenden confluir en el Parlamento de España no son compatibles. No se trata de lealtades a los dirigentes. Es la esencia misma del propósito y modo de llevarlos a cabo.
Un modelo, por concepto, es un esquema simplificado de la realidad que se construye esencialmente sobre un soporte de valores. La libertad, la igualdad y la fraternidad, por ejemplo. De allí, que no se pueda subordinar el interés general al de los grupos que han financiado, y seguirán financiando, a los partidos que protejan sus intereses.
Es un conflicto entre el modelo del crecimiento y el modelo del desarrollo. Dos paradigmas enfrentados, en medio del cual está el ser humano. Es una guerra en toda regla. Es entre dos modelos. Uno, basado en la mera ficción económica y financiera. El otro, en el progreso humano. La especulación por un lado. La producción por otro. Se dirime enfrentando el “valor” y el “precio”.
La burbuja financiera que nos han hecho pagar, no solo no se ha contraído sino que vuelve a amenazar con otro estallido en el corto plazo en cuanto haya otra gran recesión. La película, excelente por cierto, “La Gran Apuesta”, es una descripción del escenario que vivimos.
Los sistemas políticos confluyen en este escenario. Las democracias se vuelven un pretexto, mientras las dictaduras explícitas, denominadas “antidemocráticas” recogen el modelo económico especulativo. Las personas no importan en este escenario amoral. Esto explica sin eufemismos las razones por las que la UE no tiene rubor en admitir comportamientos xenófobos o, abiertamente proclives al fascismo más genuino.
El comportamiento frente a la crisis de los refugiados se explica desde este modelo. Este proclama que admitir ese flujo humano pondría en riesgo la estabilidad de los mercados. Mucho me temo que esto será la antesala a episodios de violencia cada vez más intensos. Por ello, estamos en presencia de una verdadera confrontación de modelos: o las personas o los mercados. Esa es la batalla.
Las universidades públicas han perdido 45.000 alumnos en los dos últimos cursos. La inteligencia a la basura. ¡Viva España!
Recuerdo: “Deberíamos reflexionar acerca de este reinado de mediocres arribistas. ¿Son herramientas necesarias para cambiar el modelo?”
Si midiésemos la salud de nuestras instituciones en relación al rol para el que se constituyeron y a la utilidad que prestan al conjunto ciudadano, entonces podríamos certificar que, algunas están en fase terminal. No están respondiendo a las necesidades de los contribuyentes.
¿Cómo explicar que el partido en el gobierno en funciones tenga a la mayoría de sus tesoreros imputados o en prisión? Tal vez algún lector me ayude a entender por qué razón los defraudadores se valen de las amnistías fiscales, mientras nuestros dependientes y jubilados se encuentran al borde de la muerte, por la deserción del Estado.
Por tanto, debemos hablar del modelo que deseamos. Porque esta es la verdadera batalla que se está librando, que se trasladará a esta Europa de la xenofobia hacia afuera y la austeridad suicida hacia dentro. Los recortes que se avecinan harán inviables buena parte de las medidas anunciadas, si no se está por la labor de garantizar el cumplimiento de la ley.
Esa batalla será dura, con castigos que se impondrán a todos los españoles, con amenazas y recortes. En cualquiera de los dos modelos. Ahora bien, si España se muestra fuerte, puede convertirse en el Stalingrado de la Troika.
Porque, si España se cae, se rompe el sistema financiero internacional. Es la fuerza del gran deudor, su propia deuda. Entonces, con gran disgusto, refinanciarán. Sólo un gobierno fuerte puede lograrlo.
¿Qué modelo desea usted? Todos supondrán grandes sacrificios. Pero uno tiene amanecer, mientras otro nos lleva a la noche más oscura.
Recuerdo: “Deberíamos reflexionar acerca de este reinado de mediocres arribistas. ¿Son herramientas necesarias para cambiar el modelo?”
Fuente: http://www.publicoscopia.com/