Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo, decía Leonardo Da Vinci. Y en estas semanas noto mucho miedo. Hay mucho miedo en el ambiente. Y es que no hay mejor manera de medir las consecuencias de tus actos que observando las reacciones del enemigo, es decir, el miedo que tus acciones provocan en el adversario. Y ese miedo se cristaliza perfectamente en la respuesta que ha generado en cierto sector de la prensa y de la opinión política la confluencia IU-Podemos y el escrito de la Fiscalía de Madrid en el caso de Rita Maestre que plantea el hecho de que las señoritas pueden llamarse a sí mismas putas, bolleras, etc…, pero nunca hacerlo en el interior de una capilla.
En primer lugar, con respecto al caso de Rita Maestre, decir que peores cosas se han dicho y se “han hecho” desde los púlpitos de miles de iglesias durante toda la historia. No creo que la iglesia pueda dar lecciones de moral a nadie. Desde los púlpitos se ha instado al odio, al linchamiento social, incluso a la guerra y no he visto que la institución eclesiástica llamara al orden a esos sacerdotes, ni siquiera cuando salieron a la luz los famosos casos de pederastia en la iglesia católica de EEUU, que hubo un silencio cómplice que no se ha roto hasta hace muy poco. Así que lecciones… pocas. Nada de lecciones de una prensa subvencionada por la iglesia, como 13TV, pagada con el dinero de los impuestos que algunos españoles donan a la iglesia creyendo que va a ser usado en labores sociales y que después se usa para mantener a una serie de fariseos con lenguas viperinas que no dejan de ser sepulcros blanqueados.
En segundo lugar, cabe destacar también el miedo que ha generado la confluencia de Podemos e IU para las próximas generales del 26J. Tras saberse el resultado positivo de la consulta a las bases de Izquierda Unida han empezado a sonar las voces de alarma de los que ni por asomo quieren que la unión de la izquierda en este país sea una realidad. Y eso es buena señal. Algo se está haciendo bien.
Cuando todo el poder económico y mediático se vuelca en atacar un posible pacto de los partidos de izquierda es que esa unión va a ser beneficiosa para las clases populares, lo tengo claro.
En estos días los vocingleros del Ibex 35 y de la Troika no han parado de asaltar las páginas de los diarios y los debates de los medios de comunicación tratando de hacer de “consejeros” de Alberto Garzón y de abrirle los ojos advirtiéndole que el señor Iglesias lo engullirá en sus entrañas, como hizo la ballena con Jonás, usando ese discurso apocalíptico que cada vez convence menos a una sociedad que ya no se cree sus mentiras.
Garzón por su parte estuvo genial en su respuesta cuando afirmó que “el potencial de esta confluencia es el de cambiar el país. Y eso, a algunos, nos les gusta”. Y es que parece ser que ahora los que siempre se han alegrado de las derrotas de IU parecen más preocupados que nunca por su desaparición. Como el dirigente del PP García Albiol, que acusaba a través de tuiter a Garzón de ser “el enterrador” de IU, a lo que Garzón contestó que en todo caso sería “el enterrador” del PP y de sus políticas antisociales.
No nos dejemos confundir. La confluencia está hecha, no como dijo la señora Susana Díaz por odio hacia el PSOE ni para acabar con él, sino para ponerle fin a la hegemonía del Partido Popular, presentando un frente de unidad popular que crea de verdad en las políticas rupturistas que pongan por delante a la ciudadanía frente al poder de la plutocracia y de los que gobiernan este país sin presentarse a las elecciones. Que no nos metan miedo. Miedo…, a lo que tenemos ahora.
Como dijo Shakespeare, “de lo único que tengo miedo es de tu miedo”. Así que, como se dice por el sur, “de miedo ni mijita”.