Nuestros besos, manos y cuerpos se encontraban en estos momentos bajo un solo pensamiento, llenar nuestras vidas de placer. En la calle, en una altas horas de la noche, nos encontrábamos y en nuestro mundo no existía nadie más, solamente existíamos nosotros.
Nunca había sentido nada igual, quería que el mañana no llegara, no quería despertar y pensar que solo fue una noche y nada más. De verdad me encantaba esta chica, tan ardiente y seductora. Luego de estar juntos toda la noche, ella saca un cigarro y comienza a fumar en plena calle.
– Me llamo Rita. Trabajo en la churrería de aquí al lado.
Me quedé frío, no sabia que decir. Simplemente me marché mientras que caminaba lentamente. Al caminar escuché a ella gritándome y en mi mente recordaba cuando mi hermano me dijo la noche anterior:
– Tengo novia, te la voy a presentar pronto, se llama Rita, y trabaja en la churrería de la esquina.
No puede ser, ella es la novia de mi hermano, Rita la chica de la churrería de la esquina.