La cámara fotográfica más sofisticada

Nunca antes se había imaginado que un extracto vívido, concreto, sensible del mundo, pudiera ser capturado por un objeto muerto, por un simple pedazo de materia. ¿Cómo surge este absurdo?

Entre los siglos XVIII y XIX, un hombre estaba intentando arropar memorias que pudieran quedarse para siempre. Si aquel hombre hubiera pensado que se trataba de un absurdo, seguramente seguiría siéndolo hasta el día de hoy. Así, las grandes ideas a veces parten de locuras inexplicables.

Una cámara fotográfica es quizá el invento más conmovedor que haya existido, pues responde a una necesidad existencial del ser humano: La trascendencia. A partir de ello, tomar una fotografía significa preservar un momento año tras año, haciéndolo revivir cada vez que se le observa. Sin embargo, la realidad lo muestra en su cotidianidad como un objeto insignificante y común del que solo se hace uso por mero placer. Pero como decía el escritor checo Milan Kundera: La memoria no guarda películas, guarda fotografías.

El uso de esta creación, que ha superado las barreras del tiempo, ahora está inmerso en todo suceso del hombre. Desde el nacimiento, una fotografía del bebé es la moda en casi todos los hogares (por no decir todos), en el crecimiento: un cumpleaños, un bautizo, una boda; y finalmente, en la muerte, donde no solo muchas personas fotografían al difunto, sino que a veces fotografían el dolor y lo conservan porque para el hombre, la necesidad de recordar es imprescindible incluso a la hora de la tristeza.

¿Cómo puede ser insignificante que un objeto careciente de vida, pueda retratar lo vivo y lo muerto al detalle?

Todo empezó con la curiosidad de  Charles y Jacques Vincent Louis Chevalier en París, quienes fabricaron una cámara con madera, la que más tarde  Joseph Nicéphore Niépce, en el año 1826 usaría combinándola a demás con papel sensibilizado con cloruro de plata, de esta manera la imagen tenía un soporte. A este proceso se le llamó “Heliografía”.

La posibilidad de tomar un extracto de la realidad y convertirla en imagen ha sido todo un misterio por descubrir. En principio, este arte nos remonta a la búsqueda de otras artes, pues son ellas las que han entregado una muestra de la realidad decodificada y recodificada. Pienso que, el arte más cercano a la fotografía ha sido el dibujo y la pintura. Debe ser por esta razón que la primera cámara fotográfica no era en sí misma una cámara como la que tenemos ahora; en esta se tenían que dibujar las imágenes manualmente. Quienes recuerdan haber visto las primeras fotografías, deben haber notado que se trataban de retratos bien dibujados. Un buen fotógrafo era primero un buen dibujante. El arte del dibujo y la pintura debe haber sido uno de los artes que inspiraron la fotografía.

En estos últimos tiempos, un buen fotógrafo ya no es necesariamente un buen dibujante. La cámara fotográfica ha evolucionado tanto, que debe albergar a un buen dibujante dentro de su caja, o por lo menos, algo debe hacer el trabajo que antes se realizaba manualmente. Una cámara ahora es un proyector de realidad.

Leonardo da Vinci, uno de los más grandes pintores de la historia, aportó significativamente en la creación de la cámara fotográfica. En los inicios, los primeros experimentos consistían en el uso de una habitación completamente oscura con un solo orificio en una de sus paredes, para que la luz al traspasar esta habitación, lograra proyectar la realidad en la pared opuesta. Da Vinci, un gran intelectual y sobre todo artista, tuvo la idea de que al colocar una hoja de papel en blanco verticalmente dentro de esta habitación, la luz iba a proyectar la realidad en esa hoja, con todos los colores vivos, generando la apariencia de estar pintados ahí. Estos experimentos fallaron, brindando nuevas luces a los científicos. Se comprobó que una vez que la hoja se exponía al observador a plena luz, esta se ennegrecía. Así, tras años de experimentación, y con el aporte de otras áreas de investigación, como la botánica o la biología, entre otras, la cámara que conocemos hasta el día de hoy, sigue sorprendiéndonos con sus detalles en la nitidez, zoom, y colores más intensos. Sin embargo, hasta ahora, nada supera la realidad; nuestros ojos son las cámaras fotográficas más sofisticadas y nunca lo que verán ellos, se podrá ver en una fotografía. Esta frustración se consuela en una toma fotográfica un tanto real e intensa de lo que vivimos. Pero, ciertamente, seguiremos diciendo: Debiste estar ahí para verlo con tus propios ojos.

  

Fuentes:

Blog Cámara Fotográfica: su historia y evolución
http://tecnologia-camarafotografica.blogspot.com.ar/2008/11/su-historia_28.html

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