Según el medio digital El Plural, en enero de 2015, el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernard, está decidido a dar el salto a la primera línea política. Se está fraguando el “Podemos de la derecha”, en tal proyecto se sube Mario Conde. El anterior intento de este último en la política gallega, dejó en evidencia una notable impericia en la materia: en las elecciones gallegas de octubre de 2012 apenas obtuvo 15.990 votos.
También recuerdo la audacia de Jesús Gil. Debo advertir que no tengo la menor nostalgia por su figura, menos aún por su gestión empresarial, política o deportiva, actividad esta última de la que dudo ejerciese. Su partido fue un ejemplo del oportunismo político. Otro caso memorable, el de Ruiz Mateos, siempre al borde del esperpento o del delito. Su partido una expresión de picardía.
Sería innumerable el listado de candidaturas independientes que procuraron ser instrumento en procura de beneficios para sus fundadores, antes que para los ciudadanos. Esa es la idea del oportunismo en la política. De la picaresca de los mediocres.
Si no dispones de talento, intenta ser pícaro. Por tal, tenemos al disimulo o a la astucia para que no se vea o no se sepa una cosa o para sacar un provecho de ciertas situaciones. ¿Les suena en relación a la opacidad de la gestión de nuestros dirigentes?
En la actualidad, según unos, los proyectos Podemos en la izquierda y, según otros, el de Ciudadanos en la derecha, son oportunistas. Sólo desean, por razones diferentes, aprovechar las debilidades de los actores del bipartidismo de la Transición. Apropiarse de sus espacios. Terminar con unos actores. Pero el recambio que aguardan los españoles exige al talento como requisito. ¿Son oportunistas Ciudadanos y Podemos, o han llegado para quedarse? Tal vez dependa de si son instrumento del ciudadano o de los poderes fácticos. Resultados que no tardaremos en ver próximamente.
En las huestes tradicionales el talento, a lo sumo, se expresa junto a la picaresca para responder a los intereses de la corrupción o de los grupos patrocinadores. Se muestra en forma de puertas giratorias o retiros dorados, o de corrupción pura y dura. Aunque, en su mayoría, reflejan un coro de mediocres cuyo éxito se debe más a la habilidad para la genuflexión oportuna y el entusiasmo cómplice. Por ello, los pícaros son recompensados mientras los talentosos emigran…
Pero ¿qué es el talento? Organizar tramas como Pokemon, Gurtel, Eres, Formación, Púnica o similares, el listado es excesivo hasta para Venezuela, por decir algo. Mucho me temo que no. Por talento debemos entender la capacidad para ejercer una cierta ocupación o para desempeñar una actividad. El talento suele estar asociado a la habilidad innata y a la creación, aunque también puede desarrollarse con la práctica y el entrenamiento. Ser un corrupto o corruptor no significa talento.
En concreto, para diferenciar al talentoso del pícaro, prefiero afiliarme a la idea de que el talento suele entenderse como una expresión de la inteligencia emocional, que consiste en reconocer y manejar los sentimientos propios para crear la motivación y gestionar las relaciones sociales. De entre los pilares que permiten su práctica se encuentran la empatía, ausente en los sicópatas, y la asertividad. Cualidad esta última que limitaría la práctica de la mentira como método en la comunicación política.
Bien, como se habrá podido deducir, en esta España de oportunistas, sobran pícaros y faltan talentosos. Prefiero para la investidura una dirigencia inoportuna con el poder, leal con el ciudadano y talentosa y honesta en la gestión.