Fuente: http://almeria.fape.es/
Se conmemora el centenario de Camilo José Cela que trabajó a las órdenes de un almeriense, el “puto” amo de la prensa franquista, un periodista muy influyente. Otro aniversario del momento lo representa aquel triste 18 de julio de 1936 de la guerra de los grandes reporteros y escritores que contaron la locura de vecinos contra vecinos y supuestos amigos. Los actos por el centenario del Nobel se suceden. El escritor gallego publicó obras tan grandes como “La familia de Pascual Duarte” o “La colmena”. Ian Gibson hizo referencias en su libro “El hombre que quiso ganar” (Aguilar) y en un artículo, recogido por “El País”, las vinculaciones del Nobel con Juan Aparicio (Guadix, 1906-Madrid, 1987), licenciado en Filosofía y Letras. Su vida estuvo más vinculada a Fiñana. Aparicio fue el mandamás de la prensa franquista, de la censura y primero director de la Escuela de Periodismo, precursor de las facultades de Ciencias de la Información.
Antes de la contienda civil, Aparicio fue profesor de redacción en la Escuela de Periodismo de “El Debate” y editorialista en el católico “Ya”, durante el periodo 1935-1936.
Camilo José Cela tuvo presente en su memoria la ciudad de Almería. Su padre ejerció de funcionario de Aduanas. Antes de alcanzarle la fama literaria, trabajó para el ortodoxo falangista Aparicio, cuñado del fallecido fiscal – jefe de la Audiencia de Almería, José María Contreras Díaz. Gibson explica cómo llegó el nobel a la oficina de Aparicio: “… Otro compañero era Eugenio Suárez, que ha recordado la apremiante necesidad que en aquellas fechas tenía Camilo José de ganar unos cuartos. El poeta José García Nieto, ya amigo de Cela, se lo comunicó a Suárez, que trabajaba en Censura bajo las órdenes del poderoso Juan Aparicio, delegado nacional de Prensa y Propaganda”. “…Suárez le presentó a Juan Aparicio, quien supo captar la valía del joven escritor y le ofreció el puesto del otro, que se iba destinado a Budapest. Y así fue cómo Cela entró en Censura. No era mucho el trabajo: echar un vistazo a las escasas revistas del Movimiento” y a “algunas hojas religiosas o científicas”. “Todo el mundo precisaba ganarse los garbanzos”, añadió Suárez. (…) La versión dada por el propio Cela en Memorias, entendimientos y voluntades no discrepa en lo esencial del anterior relato.
Aparicio inventó el lema “España, Una, Grande, Libre”, según Justino Sinova. Colaboró en “El Sol”. Fue director de “La Gaceta Regional” de Salamanca y de “Pueblo”, entre otros medios. Colaboré en la exposición “Mi querida Torrevieja”, dedicada al centenario del periodista más influyente del franquismo, que impulsó el Cetamen Internacional de Habaneras y de ahí que el Paseo Marítimo lleva su nombre. Su vida familiar ha estado vinculada a Fiñana donde se le recuerda con el nombre de la biblioteca. De esa exposición merece la pena conocer la riqueza fotográfica, con todos los directores de la época y su entrevista en Roma con el exiliado Rafael Alberti para intentar convencerle de que el franquismo se abría en sus últimos años.
Alberti en una carta a la que ha tenido acceso este periodista le agradeció muy amable el gesto aperturista de Aparicio y desconfió de las autoridades franquistas. Hay que subrayar la correspondencia con el autor de “Las greguerías”, Ramón Gómez de la Serna, el compañero sentimental de la almeriense Colombine o con José Cirre, director de “Yugo”, nombre de “La Voz de Almería” hasta 1962. Si el expresidente Aznar nació en Bilbao es porque su padre fue nombrado por Aparicio para dirigir un periódico en esa capital. Apoyó las exposiciones de los Indalianos por Madrid. Un día, Amalia S. Sampedro que fue alumna, me confesó que era un tipo con sentido del humor y que organizó algunos matrimonios entre colegas de aquella época de emigración y silencio. En Almería reside su hija Ángeles, viuda del notario Miguel Gallego. El periodista cada vez que ponía el pie a cualquier ciudad era asunto de portada. Ejemplos de lo anterior se palpa en Ideal, Yugo-La Voz de Almería y La Vanguardia, entre otros. El de Fiñana mandó mucho. Quitaba y ponía directores.