En la ejecución de proyectos de empresa no se suelen tomar en la consideración debida a las vulnerabilidades que se pueden tener en relación con la formación personal. Las personas que emprenden están llenas de entusiasmo. Sin embargo, tomando la realidad como referencia, observo que buena parte de los fracasos en la ejecución y mantenimiento de proyectos se derrumban por unas carencias en competencias formativas para la eficiente gestión de los recursos. Es curioso como se le asigna mayor importancia a las necesidades financieras o tecnológicas cuando, en realidad, estas son secundarias en términos del éxito.
Las debilidades de l@s emprendedores deben ser detectadas y resueltas.
Frecuentemente, en las consultorías que llevan a cabo los profesionales de mis equipos, se advierte que muchos proyectos no cuantifican correctamente los riesgos.

Por tanto, del conocimiento que se adquiere en esos contactos, es factible elaborar un Plan de Formación Personal, que se ajuste de un modo particular a las carencias detectadas.
Ese plan debe contener un ordenamiento de las prioridades para cada persona y proyecto, como así también, los temas formativos específicos que corrijan y permitan producir una mejora en las aptitudes de l@s responsables de los emprendimientos.
Los profesionales de la Asesoría, como en mi caso, deben ofrecer un respaldo a las personas que emprenden, como así también a las que se han vuelto desactualizadas en términos de habilidades de gestión.
La pérdida de beneficios, que no pérdidas netas, suele ser un síntoma que debe afrontarse a través de un cambio de conductas comerciales, financieras o en las relaciones humanas. Desde ese reconocimiento de carencias es posibles afrontar los ajustes necesarios. No hay proyecto pequeño. Hay proyectos bien o mal gestionados. La elección es de cada cual.
Recordemos esta frase: «La vida debe ser una continua educación», Gustave Flaubert.
María del Carmen Fuentes Fernandez
Directora General del Grupo Fuentes Fernandez