Puede ser que en unos días el Reino Unido tenga nuevo primer ministro y que este sea Theresa May, la segunda mujer que ocupa el cargo después de Margaret Thatcher.
Han pasado 18 días desde el referéndum del Brexit y la dimisión en diferido de David Cameron sonó dramática en medio de la división ciudadana con el resultado de la votación. Estamos acostumbrados a que en Gran Bretaña se resuelvan las crisis de gobierno de forma veloz, sin tiempo a las especulaciones periodísticas, tampoco partidistas, y este relevo tan dificultoso, nada previsto, pareció traumático; un problema añadido al ya de por sí resultado de la consulta que obliga a efectuar cambios dentro del país y en las instituciones comunitarias.
Dejemos a un lado y para posteriores análisis temas como la convocatoria del referéndum, su oportunidad, su necesidad y el trasfondo del mismo. Dejemos también para otra ocasión las dimisiones del propio David Cameron, las de Boris Jonhson y Nigel Farage. Incluso en los próximos días veremos quién lidera el Partido Laborista, quizá también una mujer, porque Jeremy Corbyn fue duramente censurado por los diputados de su grupo. Todas esas dimisiones vienen causadas por el referéndum tan ajustado, ganado por los partidarios de salir de la Unión Europea. Al menos dos de los que renunciaron a continuar en sus puestos murieron de éxito, estos son Boris Jonhson y Nigel Farage, fervorosamente partidarios de abandonar la pertenencia a la Unión Europea.
Pero hoy el Partido Conservador y Unionista ha dado ejemplo de ese procedimiento tan a la medida hecho por los británicos al renunciar la única competidora de Theresa May. Andrea Leadsom se retira de la batalla por el liderazgo y deja libre el paso a la única postulante a suceder a David Cameron. El procedimiento se puso a andar y no dejarán para octubre lo que pueden hacer en julio. Si se cumplieran los plazos extraordinarios anunciados por Cameron la noche electoral, que fijaban la fecha de un nuevo primer ministro en octubre, los perjuicios para Gran Bretaña serían superiores a los que ya se estiman.
De nuevo las mujeres aparecen en política en situaciones excepcionales, y vemos que esto es así en los dos partidos, conservador y laborista. Pero cuando se lucha entre mujeres aparecen situaciones nuevas que se usan casi siempre en contra de algunas de ellas. En la carrera política para ser primera ministra, Andrea Leadsom fue acusada de decir que tiene más méritos que Theresa May porque es madre, según se ha publicado este fin de semana. Esto debe ser tema para analizar con tranquilidad antes de llegar a una carrera tan apretada en el tiempo como la elección de primer ministro en Gran Bretaña, que es, como queda dicho, a toda velocidad y bajo un escrupuloso procedimiento ya debatido y aprobado.
En España el procedimiento para el relevo en el gobierno tiene que ser modificado. Esa debería ser una tarea a llevar a cabo por consenso y en tiempos no de mudanza, pero a saber cuando llegan, porque estamos con los muebles a cuestas desde hace meses.
Obama pasó por aquí y nos dijo algunas cosas que ya sabíamos, pero que las diga él tiene su interés para la historia: que somos un país romántico y atractivo, quizá sexy, si, también. Que nuestra economía crece, pero que si los partidos populistas aparecen es porque hay una razón de ser. Algo se ha hecho mal. Que no haya gobierno estable es culpa de todos. En estas circunstancias, deberíamos saber que ceder es ganar.
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