El pequeño Rasputín

El otro día volvió a aparecer como sacado del triángulo de las bermudas el famoso personaje llamado «pequeño Nicolás»  concediendo una entrevista en Telecinco, para desmentir todas las acusaciones y mofas que se han dicho de él. Y es que no es para menos. En mi opinión, éste chaval de veinte años, es un auténtico crack que se ha colado en la opinión pública con su carisma y su sorprendente labia, que deja atónito a cualquiera que lo escucha. Hoy en día no es muy normal que un chaval de su edad tenga esa oratoria, por lo que no es difícil que muchos políticos de este país se hayan dejado engañar. No pongo en duda que eso nos demuestra lo fácil que es acceder a cualquier evento con cierto renombre sin llegar a ser nadie importante. Basta con saber decir palabras que les regalen el oído y les llenen de orgullo y satisfacción. Otra cosa es, que se haya excedido un poco y que se crea colaborador del CNI y de otros muchos organismos oficiales. Yo creo que eso ya entra dentro de un delirio de grandeza, del que se le ha acusado.

El otro día, escuchando la canción Rasputín de Boney’M se me vino a la cabeza la extraordinaria coincidencia entre el «pequeño Nicolás» y el personaje de Rasputín, aquel loco que se coló en la corte de los zares de Rusia y que se ganó la confianza de grandes influencias de la monarquía. Curiosamente por sanar a un príncipe llamado Nicolás.  Era un auténtico lunático, muy inteligente, conocido en San Petersburgo como un «sanador», algo así como un brujo que curaba con rezos. En realidad era un loco, un don nadie. Y esa es la gran coincidencia. Son dos locos que predican ser alguien más y se han ido ganando la confianza de gente con gran influencia solo por creérselo. Y eso es lo mejor, que ellos mismos se lo creían. No hay nada más peligroso que un fanático que se cree sus propias fantasías. Son capaces de llegar a donde sea, sin pensar en las consecuencias que puedan ocasionar a su alrededor, a veces, incluso, destruyendo por completo su verdadera identidad, seguramente con un bajo nivel de autoestima e inferioridad.

El verdadero problema del pequeño Rasputín es que se ha visto involucrado en un meollo demasiado importante, y ahora quizás tiene que dar marcha atrás. Los medios lo están tratando de «envenenar» como hicieron en su día los nobles rusos, pero él da la cara y se rebela contra el mundo, hasta el final. No son fáciles de derrumbar. Yo dudo que sea verdad muchas cosas de las que dice, de hecho yo mismo me río cuando lo veo en la tele, con esa cara de no haber roto un plato y con esa palabrería bien estudiada. Pero en el fondo me da lástima pensar en su futuro. Él dice que quiere volver a la normalidad, y no se da cuenta de que es un poco imposible. Cuando la lías tanto, te pierdes en el enredo y es difícil poder salir, ni siquiera para coger aire. Algún día desaparecerá de verdad, y nos quedara el cómico recuerdo de la nefasta política que tenemos en este país. Hay que tener cuidado con estos don nadie, porque a la mínima te pueden montar un follón sin que te hayas dado cuenta.

Y si hoy Grigori levantara la cabeza estaría orgulloso de él, aunque le diría que se cuidara de las ansias de poder porque a la larga le traería problemas. La ambición es un arma que puedes tener por la culata, pero que en cualquier momento se puede dar la vuelta y dispararte directamente en la sien.

1 Comentario

  1. el personaje puede ser más o menos interesante o ridiculo, según se mire. Pero lo realmente patético de esta historia es la gente que se ha dejado liar por él. Y más todavía -ineptos del copón- quienes le «usaron» para lo que fuera. Pues algo de verdad ha de haber entre tanta mentira. Este chaval construye sus mentiras o fábulas con pequeñas verdades. Seguramente nunca sabremos toda la verdad de esta catarata de desmentidos… un saludo, josep turu.

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