El otro día ocurrió algo extraño.

Decidimos que antes de que la retiraran de cartelera, debíamos ver el (innecesario) remake de Los Siete (aburridos) Magníficos.

De pequeño vi la original con el gran Yul Brynner, Charles Bronson y el maravilloso Steve McQueen, y ese detalle, unido a que poseo el dudoso super poder de no olvidar jamás el final de una película, hicieron que mi capacidad de sorpresa ante el desenlace de los acontecimientos que plantea esta nueva cinta era más bien escasa, nula o nanai de la china.

Pero…¡oh! destino incierto ¿quién me iba a decir ocurría algo que me haría cambiar de opinión? Lo triste es que es un detallito que para el mundo pasaría desapercibido en ese gran desierto de más de dos horas que el guionista tenía preparado para nosotros.

Tranquilos que lo que viene a continuación no es un spoiler, simplemente es  una conversación (algo tuneada) entre Chris Pratt y el tito Denzel.

Tras aceptar la misión, deciden que luchar ellos dos sólos contra cien mil millones de sucios pistoleros de dudosa reputación y escasa puntería, era casi peor idea que pagar siete euros por ir al cine a verlo. Por lo que deciden buscar más gente para su empresa justiciera suicida sin gluten añadido.

Y esto fue lo que se dijeron. Más o menos…

Chris Pratt – Bueno, ¿al final viste o no viste de una maldita vez la de Guardianes de la Galaxia?

Tito Denzel – Tio, no me ralles que bastante tuve ya con el desastre de Parque Jurásico

Chris Pratt – Tú  sigue así de borde y no aparezco para la de “Los Ocho Magníficos ”

Tito Denzel – Lo que tú digas, Chrisito.

Mira, por cierto, necesitamos gente para esta misión. Y conozco la gente necesaria…más que nada porque me he leído el guión tres veces.

Chris Pratt –  ¿a dónde tenemos que ir?

Tito Denzel – Yo iré a buscar a un actor hispano que por supuesto tiene que hacer de Mejicano, y tú irás a por el demacrado de Ethan Hawke.
Nos veremos en el pueblo de la esquina en tres días.

Chris Pratt – Oki doki

En tres días. Dice de quedar en un sitio concreto pasados tres días. Sin teléfono para avisar de que el caballo ha pinchado o de que vas a llegar tarde porque tienes que escapar de unos indios que quieren hacerte un cambio de look radical a base de machetazos en la cabellera. No, amigos, Denzel Washinton le dice que “allí en tres días” y se ven alli a los tres malditos días.
Ya no es western, es ciencia ficción.

Ahora tratad de recordar cuándo fue la última vez que quedásteis con alguien.

Seguro que para ver a esa persona ese mismo día usasteis más de 76 whatsapps. Y es en tu misma ciudad, en el mismo día. Joder que esa gente ni siquiera conocía el pueblo y llegó a tiempo y sin GPS.

La  tecnología nos facilita las cosas para llegar antes a una meta con la palabra “Gilipollas” pintada en rojo pasión.

Hemos pasado de usar una puta paloma mensajera para hacer llegar un mensaje de que vienen los bárbaros a destruir a tu raza y a comerse todas tus galletitas, a tener que gastar dos horas, cientos de mensajes y un 24% de la batería de tu teléfono para que dos personas queden en el portal de uno de ellos.

¿PERO QUÉ MIERDA DE FUTURO ES ESTE?

El arte de no saber quedar, nos hace quedar mal siempre.

Si yo le digo a una chica de vernos en tres días en la pizzería de la esquina, y  durante esos tres días no he confirmado y requete confirmado a cada hora a base de emoticonos y una horda de mensajes de que sigo vivo y de que  nuestra cita es el momento cumbre de mi vida, LA PERDERÉ PARA SIEMPRE JAMÁS Y MORIRÉ SÓLO EN UNA CUEVA RODEADO DE CABRAS QUE TAMPOCO USABAN WHATSAPP.

Tres días, dice.

Si le digo a un amigo que no lo veré ni sabrá nada de mí hasta pasados tres días, al verlo lo abrazaré como si hubiera regresado victorioso de Vietnam.

La única persona que es capaz de superar el reto de los tres días es Samara Morgan.

La niña de The Ring, te llamaba y te decía “siete días” y pasados esos siete días te veía quisieras o no. Así de fácil.

Ni mensajes, ni llamadas perdidas ni emoticonos de caritas graciosas, es más, ni le hacía falta decirte un sitio donde veros porque ella NUNCA DUERME Y SABE COMO ENCONTRARTE PARA MATARTE HASTA DEJARTE BIEN MUERTO.

Lo único bueno de todo esto es que como un hombre sabio nunca dijo “no tengo planes más allá de esta cena” y aunque los tuviera, seguro que no iban a ser de los que acaban en una sangrienta venganza… a menos que sigáis sin aprender a quedar de forma más eficiente y tengamos que avisar a Samara para que os lo explique una vez más…

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