Ha crecido entre nosotros. El ébola que nos gobierna se ha reproducido y no nos hemos dado cuenta. Nadie se dio cuenta, o sí que lo hizo, pero sus señales de alarma fueron ignoradas. Y se ha cobrado su víctima, Teresa Romero.
Nos ha infectado, nos ha convencido que la culpa de todos nuestros males es única y exclusivamente nuestra y ha conseguido que de momento no haya cura contra él.
Solo nos queda aguantar, respirar, mantenernos.
El ébola que nos gobierna lo lleva siendo desde hace ya años, pero esta semana ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Y esperar que en un período más o menos breve de tiempo llegue la cura a este gran mal, a esta peste que nos invade, que nos carcome y que no nos deja salir adelante.
Tener la esperanza de que la cura contra nuestros gobernantes llegue pronto, y aunque el tiempo de recuperación sea largo, podamos lograr curarnos de esta gentuza que poco a poco está acabando hasta con nuestra dignidad.
Lo de esta semana ha sido vergonzoso.
El ébola que nos gobierna lo lleva siendo desde hace ya años, pero esta semana ha sido la gota que ha colmado el vaso.
No tenemos gobierno, eso ha quedado claro.
Solo tenemos una banda de incompetentes, hipócritas, falsos e ineptos, cuya única especialidad es robar hasta el pan de los más pobres.
Esta semana ha sido infame en la historia de nuestro humilde país.
No tenemos gobierno, eso ha quedado claro.
Una persona (sí, eso de lo que no tenéis ni idea de lo que es) todavía lucha por vivir con todas sus fuerzas, y todo por la culpa de la estupidez e incompetencia de aquellos que presumen de asumir el mando de este país.
Esta persona ha contraído una de las peores enfermedades conocidas hasta ahora, porque los verbeneros que gestionan las crisis en este país, decidieron que una charla de un ratito era suficiente para que un profesional supiera actuar en una situación fuera de lo habitual, complicada, delicada y para que la que no estábamos preparados.
No solo contentos con eso, deciden castigar todavía más su vida sacrificando a su perro sin tener ni idea de si tiene la enfermedad o no, simplemente porque les sale de las narices con una impunidad plasmosa.
Me parece un acto de frialdad, propio de aquellos que no tienen ni un ápice de materia gris en su conciencia.
Este recurso es el fácil. Culpar al inocente.
Pero lejos de terminar todo esto aquí, deciden culpar a esta profesional. Por no reconocer su desidia, incompetencia, soberbia y se me acaban los calificativos, tienen los bemoles de culpar a Teresa por contraer el virus.
Este recurso es el fácil. Culpar al inocente.
No solo contentos con eso, tenemos que soportar las frases y las lindezas de este bravucón castizo, Javier Rodríguez, entrado en peso (dejando claro que no es que trabaje en exceso ni utilice muy a menudo su materia gris), que tiene el no se qué, (porque los bemoles no se los ve), de acusar a Teresa Romero de mentir, meterse con ella por ir a la peluquería cuando había visitado al médico y llamado al servicio de medicina preventiva de su hospital varias veces y le habían dicho que no tenía nada, acusarla de ocultar información, meterse con los profesionales sanitarios dejándolos de tontos, con aquello de que no hace falta un máster para quitarse un traje (un máster no, pero dos semanas de formación SÍ), insinuar que se ponía mal el termómetro (igual usted sí que no sabría ponérselo) y un largo etcétera que lo único que demuestra es su soberana incompetencia.
el factor del error humano existe, pero los protocolos se realizan para minimizarlo hasta el punto más cercano al cero.
Pero aquí no hay culpables ni responsables. Usted presumía de tener la vida resuelta.
Yo le aseguro que si de mi dependiera, tendría que responder ante la justicia por su incompetencia, su falta de respeto, su soberbia, y poner en peligro a toda la población española por dedicarse más a tapar el olor de sus heces y pústulas, que por preocuparse en buscar una solución efectiva a este problema y lo que es más importante, estudiar que es lo que ha fallado.
Porque le recuerdo una cosa señor, el factor del error humano existe, pero los protocolos se realizan para minimizarlo hasta el punto más cercano al cero.
Si se ha producido, es que su protocolo es una patraña que a las primeras de cambio fracasa.
Una semana “dirigiendo” una crisis de este calibre, sin comparecer ante los medios de comunicación para dar las explicaciones oportunas y sin tener ni la personalidad ni la energía necesaria para encarar una situación tan grave como la vivida.
Por otro lado tenemos a la querida ministra Mato, famosa en el mundo entero por no saber que había un Jaguar en su garaje.
Lo que no se entiende, es que una persona con ese coeficiente intelectual, que no sabe ni lo que pasa en su casa, sea la responsable de un ministerio como el de sanidad.
Una semana “dirigiendo” una crisis de este calibre, sin comparecer ante los medios de comunicación para dar las explicaciones oportunas y sin tener ni la personalidad ni la energía necesaria para encarar una situación tan grave como la vivida.
Ha demostrado no solo su incompetencia, sino su desidia.
Una ministra ha de aportar seguridad, tranquilizar a la población con sus intervenciones, dar las explicaciones oportunas, hablar sobre el estado de la paciente, informar del estado de la situación, de las medidas que se van a tomar, de la prevención que hay que seguir y de que se va a hacer a partir de ahora a todos los niveles.
Unos ministros que lo rodean que no saben más que decir barbaridades para defender lo indefendible
Pero no, usted derrocha incompetencia, es un parásito más de esos que viven de nosotros, que nos chupan la sangre, y que a más de un español y de dos le han dado fiebre en estos últimos años. Pero tampoco no hay ningún culpable. Y lo peor, es que este es el ébola que nos gobierna.
Ustedes dos, principales espoleadores de esta situación de pánico y preocupación vivida esta semana gracias a su incompetencia, tendrían que dimitir, y no vivir más de los españoles y su buen hacer. Son el ébola político que nos gobierna y nos hunde cada día más en la miseria.
No merecen tener el privilegio de dirigir a una orda de españoles sacrificados, sufridores y que por su culpa cada día tienen que sufrir más.
Por otro lado, no podemos dejar de lado nuestro no-presidente.
En ningún momento ha salido a dar la cara, como es habitual.
Una cobardía mostrada absolutamente cada vez que este país ha tenido que afrontar una situación complicada.
Unos ministros que lo rodean que no saben más que decir barbaridades para defender lo indefendible, y en general un gobierno cuya especialidad es tragar el dinero de los españoles sin ningún tipo de fin.
Esperemos que todo este episodio se quede grabado a fuego en la cabeza de los españoles, y que no olviden el ébola que nos gobierna, porque este país necesita un cambio ya.
Teresa Romero es una víctima que ha sufrido y está sufriendo lo indecible por culpa de unos ineptos, el ébola que nos gobierna.
Con este compendio de ladrones, bien sea de guante blanco o de tarjeta negra, estamos bien jorobados, por no usar otra palabra que también comienza con J.
Ha quedado claro que no les importamos un bledo, y que no somos para ellos más que basura tras la que esconderse cuando su gestión se convierte en una desgracia.
Basta ya de gentuza, de ladrones, de chorizos, de incompetentes, de vacilones y de ineptos que van a acabar con nosotros cual ébola danzante.
Y por último mostrar todo mi apoyo a Teresa Romero.
Teresa Romero es una víctima que ha sufrido y está sufriendo lo indecible por culpa de unos ineptos, el ébola que nos gobierna.
Ánimo Teresa Romero, de verdad te digo que ojalá pudiéramos hacer más por ti.
Una persona valiente que sigue luchando con todas sus energías. Una persona en la que todos los profesionales sanitarios se ven reflejados, respetan y admiran, y por la que rogamos que se recupere totalmente.
Ánimo Teresa Romero, de verdad te digo que ojalá pudiéramos hacer más por ti. Eres un ejemplo de bondad y profesionalidad para todos nosotros, y con más mérito aún después de haber carecido del apoyo de aquellos que deberían haber velado por tu seguridad y por tu salud.
Ánimo a ti, a tu marido y a toda tu familia, y espero que pronto estés entre ellos para poder superar cuanto antes todo el dolor que te ha causado esta gentuza.