El cruento lema de la naturaleza

Toda una vida víctima de los crueles, ávidos y avispados acosadores; toda una vida de entrega a mi inherente servilismo para luego caer y caer; toda una vida plagada de sufrimientos y escarnios; toda una existencia a merced del vaivén del más fuerte…para descubrir desencantada y llena de rabia…que ese es precisamente el lema de la vida; el maldito lema de la existencia: la dominación del fuerte sobre el débil. El débil es más vulnerable a todo mal y cuando alguien le tiende una suave mano, éste se turba primero, para confiar después.

Así le acaba de ocurrir a un ser muy pequeño, esta noche. Un minúsculo pajarito, exótico en sus colores y con un pico del color del coral, haciendo honor a su nombre: Pico de Coral. Le compré una jaula enorme, para que volase a sus anchas, y, tras fallecer alguno de sus compañeros y escapar otro, opté por esperar hasta reponer la ausencia de sus semejantes. Todo este tiempo, el pajarillo volaba a sus anchas, comía de los mejores alpistes con miel y era el enamorado de uno de mis gatos. Al ser éste, tan noble y de aspecto inofensivo, me confié y acabó confiando el pequeño gran ser de pequeño y gran corazón, en aquel gato apacible y vivaracho a su vez.

¿Cómo no he podido darme cuenta de que el bien y el mal son términos abstractos que se entremezclan en los múltiples contextos de la vida? ¿cómo no he podido ver la realidad del principio universal de la vida en esta Tierra? El principio de la vida, de la naturaleza y de la existencia tal cual la conocemos en este planeta es: el débil existe para caer presa del dominante. O el débil se arma de valor y lucha por cambiar su actitud, o tarde o temprano acabará siendo presa de la muerte. Un gran pesar siento esta noche. No puedo dormir. No quiero dormir. Quiero dedicar este relato a ese pajarillo que hasta hoy ha inundado mis ojos de abundantes colores y deliciosos canturreos. Hoy te dedico, mi vida, mi última prosa. Es un honor para mí haber podido conocerte, haber podido tener en mis manos a un ser tan pequeño, pero a su vez tan grande. No me importa si soy objeto de burla o de una breve carcajada. Sólo sé que para mí, no importa si eres humano o pajarillo, si eres planta o eres piedra. Todos formamos parte de esta esfera, llamada Tierra, donde la naturaleza dicta sus normas. Unas normas, con las que siguiendo mis principios de igualdad y armonía, no estoy en absoluto de acuerdo. Te amo, mi pequeño «Mapa», Pico de Coral. Descansa en paz.

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