Los que hacen de la post verdad, o de la mentira lisa y llanamente, su práctica política, merecen mi atención. El partido que hace de la defensa de los postulados franquistas su núcleo programático. Como el patrioterismo, la bandera, los toros, la xenofobia, la homofobia y la misoginia, entre otras sociopatías. Ese grupo tan católico y ético, parece tener una financiación opaca que probablemente se haya dirigido a obtener los servicios de la Maquina del Fango mediática. Fondos iraníes financian a VOX. En esta operación de acción psicológica constante, se puso en evidencia que resultó burda, infantil y escasamente profesional el mantra de que “no se podía formar una mayoría alternativa”. Personalmente creo que deberían revisar la calidad de las “plumas” que tienen en nómina. Claro está que, para despejar dudas, el comentario de VOX acerca de sus fondos iraníes, pudieron darle el control de medios para las andaluzas.
¿Será esta tal vez la causa por la que un buen puñado de medios de comunicación nacionales aún no han desaparecido? Lo pregunto con una genuina curiosidad. Si la debilidad financiera de los medios es de esa magnitud, entonces la independencia del periodismo crítico puede haber desaparecido. En estas épocas en donde prevalece lo efímero, hay un grupo de palabras sobre las que llamaré la atención. Su utilización viene de muy atrás. Las siglas de ETA y “batasunos”, o las “armas de destrucción masiva”, un ejemplo, fueron profusamente utilizadas por los gobiernos de Aznar. De más está mencionar que esta nueva política también se ha esmerado en el abuso de esa palabra y de otras como “comunistas”, “podemitas” e “independentistas”.
Buscan el efecto desánimo. Que se entreguen a sus desdichas. Ese efecto es el de los que ya no tienen prestación, o se marchan al extranjero. Ellos, son algunos de los motivos que hay detrás de parte de la disminución de la participación en las votaciones. La emigración económica y la decepción alientan las fobias sociales. También sigue ayudando al discurso del frente de derechas. Téngase en cuenta que darse de baja en las listas del paro no es necesariamente encontrar un empleo. Machaconamente los medios afines que sostenían que era un éxito el crear empleo precario, parcial, básicamente en el sector servicios, dicen que ahora es insuficiente según los escribidores en nómina. Hacen de las medias verdades su práctica. Atribuyen a los extranjeros los males de los nacionales.
Ello nos hace pensar que las instituciones sólo son legítimas cuando protegen a los ciudadanos. Por tanto se encuentran en una posición irregular cuando avalan a medidas discutibles de los que financian. Temen, y cuanto más temen, más atrevidas y cuestionables serán sus medidas para llegar al poder. No para resolver los problemas de los ciudadanos. No. Quieren llegar para seguir usurpando derechos. Apropiándose de la renta de los sectores más débiles de la comunidad. Ese es su único propósito.
Cuentan que en la antigua Grecia, Sócrates era famoso por su respeto por el conocimiento. Un día, relatan los cronistas, se encontró con él un conocido que le dijo: “¿Sabes lo que escuché acerca de tú amigo…? Antes de que prosiguiese, Sócrates le replicó: “Antes de decirme cualquier cosa querría que pasaras un pequeño examen. Es el llamado Examen del Triple Filtro.” “¿Triple Filtro?”, se interesó el interlocutor. “Correcto”, repuso Sócrates, “Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea tomarnos un momento y filtrar lo que me vas a decir. Es por eso que lo llamo así. El primer filtro es la Verdad: ¿estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?”…”No”, respondió el hombre, “…realmente sólo escuché sobre eso y…”. “Muy bien”, dijo Sócrates: “¡Entonces realmente no sabes si es cierto o no!!… Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la Bondad: ¿es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?”…”No, por el contrario…”. Entonces, continuó Sócrates, tú deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro que sea cierto. Tú aún puedes pasar el examen, porque queda un filtro. El de la Utilidad: ¿será útil para mí lo que vas a decirme de mi amigo?”…”No, realmente no…”. “Bien”, concluyó Sócrates: “Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno e incluso no es útil, ¿por qué decírmelo?”
Sería recomendable que una buena mayoría de los medios de comunicación y un buen número de sus periodistas se aplicaran esta prueba.
Los ciudadanos deberían comenzar a estar hastiados.