¿Alguna vez os habéis preguntado por qué una persona con amnesia no recuerda su nombre ni recuerda caras conocidas pero sí que recuerda cómo caminar o las palabras y construcciones gramaticales que le permiten hablar?

Esto es porque existen distintos tipos de memoria y cada uno de ellos se almacena en distintos lugares del cerebro. Por ejemplo, la memoria que nos permite caminar, nadar, conducir o andar en bicicleta (memoria procedimental) se almacena en el cerebelo y en la corteza motora (arriba de todo en el cerebro y ligeramente hacia los lados), mientras que la memoria que nos permite recordar cómo hablar se almacena en una región pequeña al lado izquierdo del cerebro, por delante de la oreja.

La clasificación más habitual divide la memoria en 3 tipos básicos en función de su tiempo de permanencia: memoria sensorial, memoria de corto plazo y memoria de largo plazo. Dentro de cada uno de esos 3 tipos, podemos encontrar más:

1. Memoria sensorial. Almacena la información durante muy poco tiempo, puede que unos pocos segundos o quizá menos. Se llama sensorial porque es la que se encarga de codificar, almacenar y recuperar la información captada directamente por los sentidos: capta y retiene durante muy poco tiempo imágenes, sonidos, aromas, sabores… Podríamos decir que hay una memoria sensorial por cada sentido, pero las más importantes son la icónica y la ecoica.

1. Memoria icónica. De icono, es decir, imagen. Es, por tanto, la que se     de codificar, almacenar y recuperar lo que captamos a través de los ojos. Si vuelves a exponerte o piensas en una imagen que has captado, el índice de recuerdo será mayor; de lo contrario, la olvidarás.

2. Memoria ecoica. De eco, es decir, sonido. Es, por tanto, la que se encarga de codificar, almacenar y recuperar lo que captamos a través de los oídos. Si vuelves a exponerte o piensas en un sonido que has captado, el índice de recuerdo será mayor; de lo contrario, lo olvidarás.

2. De corto plazo o de trabajo. De corto plazo porque nos permite retener la información desde algunos segundos hasta minutos (hay quienes incluso la extienden a días). De trabajo porque es la que nos permite trabajar, es decir, retener la información durante el tiempo necesario para poder utilizarla en nuestras actividades personales o profesionales. Hay quienes entienden de forma separada la memoria de corto plazo y la memoria de trabajo, considerando la memoria de trabajo como la que permite almacenar y manipular la información. Yo, por cuestiones prácticas, las entiendo como sinónimas.

3. De largo plazo. De largo plazo porque nos permite retener la información con el paso de los años. Se divide principalmente en 2 tipos en función de si para recuperar la información necesitamos hacerlo inconsciente o conscientemente:

1. Procedimental. Podemos recuperar lo almacenado en la memoria procedimental sin necesidad de evocarlo conscientemente. Por ejemplo, cuando caminas no tienes que pensar “ahora voy a mover este pie, ahora toca el otro…”, sino que te sale solo.

2. Declarativa. Para recuperar la información almacenada en la memoria declarativa tenemos que evocarla conscientemente. Podemos evocar conscientemente 2 tipos de información:

1. Semántica. La memoria semántica es la encargada de almacenar nuestros conocimientos: nuestro vocabulario, las tablas de multiplicar, las provincias de España…

2. Episódica. La memoria episódica se encarga de almacenar las experiencias que hemos vivido: dónde hemos estado ayer, cómo y cuándo ha sido nuestro último viaje al extranjero, a quién hemos conocido y cuándo… Esta memoria también puede almacenar las experiencias de otros: cuando alguien nos cuenta qué tal le ha ido el día en el trabajo, nuestra mente crea las imágenes que le permiten visualizar la historia y las almacena en la memoria episódica. Luego podremos recuperar esta información. Es la memoria preferida de las personas cotillas y chismosas: “Ay, pues Fulanito me ha dicho Menganita hizo tal cosa”.

¿Por qué es importante que conozcáis esta clasificación de los distintos tipos de memoria? Porque el entrenamiento ideal de la memoria se divide en 3 fases:

1. Entrenar las capacidades de atención y de concentración, indispensables para poder memorizar información.

2. Entrenar la memoria sensorial y la memoria de corto plazo. Son dos capacidades que se pueden desarrollar con el entrenamiento y con los ejercicios adecuados.

3. Optimizar el traslado de la información de la memoria de corto plazo a la memoria de largo plazo con la menor inversión de energía posible. Esto lo conseguimos con distintas técnicas de optimización de la memoria.

Ahora que ya conocéis los distintos tipos de memoria y cuáles son la base y las fases de su entrenamiento, ya podéis comenzar con la práctica, para lo que os recomiendo visitar los siguientes vídeos:

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