Cuando el estupor invade la mente de las personas de este país, frente a las palabras del presidente del Gobierno, cuando expresan una España que no existe. En su carácter de máximo dirigente del PP, partido inmerso en el centro de todas las tramas de corrupción y latrocinios. Ello podría hacernos pensar que nadie del periodismo sepa confrontarlo con su inaudita, cuando no perversa, forma de ignorar las consecuencias de sus políticas y decisiones. Ni siquiera la prevista secuencia de preguntas, pactadas con el selecto grupo de medios afines, puede aliviar la serie de “incoherentes” argumentos dados por Rajoy en cada conferencia de prensa. Me corrijo, argumentos de argumentario. Ese que repiten como loritos y loritas en cada pseudo tertulia o show postperiodístico, que aún sobrevive a la realidad que soportan los españolitos de verdad. Pero algo está cambiando, cuando los trabajadores y trabajadoras se hacen presentes, al presentar batalla al modelo que los despoja. Pese a ello, Mariano Rajoy y los principales sindicatos de este maltrecho país, han demostrado que su elogio del Olvido permanece intacto.
Tranquilidad les ruego a las personas que me leen. Todo tiene una explicación. El Olvido sólo es posible porque hay un Recuerdo. Pero como al Rey Desnudo del cuento de Andersen. Los que rodean a Rajoy, entre los que se cuentan los “escribidores”, que no periodistas, acreditados en la corte de La Moncloa, permiten que el Recuerdo siga ausente de su modo de gobernar. Así el prosigue con “su” plan. Ese que aún no conocen los españoles más que en sus consecuencias. En la mitología griega Lete o también Leteo es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Entre los autores antiguos se decía que el pequeño río Limia. Cerca de Xinzo de Limia en Orense. Tenía las mismas propiedades de borrar la memoria que el legendario Lete. Mariano Rajoy junto a su delfín Alberto Nuñez Feijoo. Oriundo este último de Orense. Al que le llegó también el ajuste de cuentas electoral. Seguramente deben de haberse encontrado con el río Limia en más de una ocasión. En el 138 a. C. el general romano Décimo Junio Bruto Galaico intentó deshacer el mito. Tal idea dificultaba las campañas militares en la zona. Se dice que cruzó el Limia y entonces llamó a sus soldados desde el otro lado. Según la leyenda los mencionó uno a uno por sus nombres. Éstos asombrados de que su general recordara sus nombres cruzaron sin temor el río. Así acabó con su fama de generador de Olvido. Lo que resta conocer es quién será el que haga las veces de Décimo Junio. Lo que parece casi seguro es que de las filas del PP no será.

No puedo menos que recordar que en “Las flores del mal” de Charles Baudelaire se hace referencia a las aguas del río Leteo. Es en el poema número LXXVII “Spleen”:
Yo soy como ese rey de aquel país lluvioso,
rico, pero impotente, joven, aunque achacoso,
que, despreciando halagos de sus cien concejales,
con sus perros se aburre y demás animales.
Nada puede alegrarle, ni cazar, ni su halcón,
ni su pueblo muriéndose enfrente del balcón.
La grotesca balada del bufón favorito
no distrae la frente de este enfermo maldito;
en cripta se convierte su lecho blasonado,
y las damas, que a cada príncipe hallan de agrado,
no saben ya encontrar qué vestido indiscreto
logrará una sonrisa del joven esqueleto.
el sabio que le acuña el oro no ha podido
extirpar de su ser el humor corrompido,
y en los baños de sangre que hacían los Romanos,
que a menudo recuerdan los viejos soberanos,
reavivar tal cadáver él tampoco ha sabido
pues tiene en vez de sangre verde agua del Leteo.
Estos versos me recordaban al pontevedrés. Ha nacido en la negación de la evidencia. Es lógico. Por eso se hace presente impertérrito. Sin dar la menor oportunidad a ganarse esa grandeza que pretende interpretar. Este personaje que nos ha llegado desde la tierra de Galicia. No parece cejar en su empeño de proseguir distribuyendo tristezas sobre las espaldas de los españoles.
Movilízate. Es tu derecho y tu respuesta.