Estamos en tiempos convulsos, todos quieren tener razón: ciudadanos, políticos, empresarios, sindicalistas, banqueros… Todos quieren tener razón. Para un ciudadano de a pié las escenas, los discursos aparecen con una sinrazón tremenda, no es que no tengan razón, sino que aparece como una sinrazón. Ni todos pueden tener toda la razón, ni todos son culpables de la guerra del Peloponeso. Hay partes de razón y contenidos de sinrazón en todos los razonamientos. Ahora queda saber transigir y poder hacer transacciones con esos contenidos de forma flexible. Ese es su oficio, si no lo ejercen… a los ciudadanos de a pié nos ponen en la calle, más con la reforma laboral actualmente vigente. Pues ya saben, si sus señorías no cumplen su cometido de forma adecuada, pertinente y suficiente y no saben desarrollar su oficio… pues se marchan a otra cosa.
Desde un ciudadano de a pié lo que resalta es que en el Congreso han tenido un guirigay bastante relevante. Un diálogo de sordos. Una imposibilidad de comprensión real de los contenidos, porque no se escuchan. Hablan y lo único que existe es un bla-bla-bla, vacío. Hay unos elementos claros y que cualquier espectador entiende, no queremos que se manipulen esos contenidos:
1º El PP ha ganado las elecciones, pero con una minoría que no le es suficiente. Eso implica que por mucho que repita que quiere hacer gobierno no tiene los votos parlamentarios para conseguirlo. Tenemos una Constitución que señala una democracia Parlamentaria y es el Parlamento el que elige al Presidente del Gobierno. Lo que nos ha quedado claro a los ciudadanos es que el PP está solo, nadie quiere estar con él.
2º ¿Qué ha pasado para que ocurra el hecho de la soledad del PP? Pues una legislatura donde el PP ha estado solo e imponiendo ley tras ley, gobernando por Decreto, despreciando a las demás fuerzas políticas, haciendo una política de hechos consumados y devastación que ha dejado tras el PP tierra quemada. Así es poco razonable que, a nivel estatal, alguien quiera verse involucrado con ese PP, por lo que ha ganado, pero el Parlamento no le otorga sus votos para que gobierne. No debe olvidar su inacción con la corrupción insufrible que le salpica, aunque muchos ciudadanos se hayan tapado la nariz y los ojos para votarlos… ¿Miedo? ¿Inseguridad?
3º ¿Qué ofrece ese ganador minoritario de las elecciones, el PP? Pues más de los mismo. En esas condiciones los demás grupos no están en disposición de otorgarle credibilidad ni confianza y, por lo tanto, no tiene votos parlamentarios para gobernar.
4º Había tres grupos estructurales en ese Parlamento: la derecha, la izquierda, prácticamente al 50% y el grupo de “los independentistas”. En esas condiciones era preciso una negociación que trascendiera esa estructura. Lo más razonable podría haber sido: la izquierda en bloque con la abstención del grupo por el cambio de la derecha y la abstención de “los independentistas”.
5º El jefe de filas del grupo mayoritario de las minorías, se retira. No opta a ser candidato real. Entonces inicia su táctica: que se quemen entre ellos, nosotros a lo nuestro. A todo se dice NO, el otro se quema porque no hay posibilidad de agrupar a los similares. Se buscan excusas, pero son huidas hacia adelante voluntariosas, pero insuficientes.
6º No era posible la gran coalición, por mucho que se aireara esta opción, porque ¿Iba el PP a derogar la Ley mordaza, o la LOMCE, o la Reforma laboral? ¿Iba a retomar el PP la dependencia, defender la sanidad pública y el establecimiento de servicios sociales? Es decir, ¿el PP iba a retractarse? ¿Qué hacer con los listados diarios de gentes del PP involucradas en temas de corrupción? Públicamente “el hombre de plasma” había descalificado a los que pedían que derogase sus “propias” leyes. Si el PSOE aceptaba la gran coalición su hundimiento sería definitivo.
7º Saber negociar es un arte, en ese arte se precisa firmeza en las convicciones y sutileza en las expresiones. La verdad es que sutiles, lo que se dice sutiles no han estado algunos grupos a la hora de poder ver si se podía pactar. La firmeza no excluye ser duros en ocasiones, pero no se puede ser maleducados o soeces. Las amenazas veladas, las medias palabras, los insultos y descalificaciones no pueden ser una moneda de cambio para forzar al otro a la negociación. Estas actitudes están de más.
8º ¿Si no se sabe lo que se va a pactar es razonable asegurar lo que se quiere gestionar o el poder para detentar? Parece una boutade escenificada por encima de las posibilidades reales de cada grupo, tal y como se había dado el resultado.
9º Los ciudadanos no nos hemos visto representados, ni escuchados. Hemos sido ninguneados por tácticas de pasillo y conspiraciones de despacho. Los problemas de los ciudadanos, nuestros problemas, siguen ahí. Se ocupaban de sus razones no de nuestra situación.
10º Un sentimiento de cansancio y desconfianza se extiende como una mancha de aceite entre los ciudadanos ¿Para qué acudir a votar? No nos hacen ni caso. Ese razonamiento es peligroso, lo potencia el PP con esa actitud de sobrado que manifiesta de forma tan autocomplaciente. Cuantos menos vayan a votar más posibilidades de ganar, lo votantes PP van, se abstienen las gentes críticas de la izquierda.
Los ciudadanos necesitamos ilusión, que se nos digan las cosas claras y que se nos motive para poder hacer una elección sin tacticismo. Les exigimos que lleguen a acuerdos “lógicos” y comprensibles, que nos expliquen sus mínimos y sus máximos y luego…ya se verá el gobierno. Verán van a ir los mismos en las listas, mayoritariamente serán los mismos en el Parlamento ¿Ven las desconfianza?
No nos pueden castigar con unas terceras elecciones….