Ahí es nada, pongamos mejor amor para desgranar los asuntos de rabiosa actualidad, ya que estos contienen negros nubarrones y aromas nauseabundos propios de la putrefacción, hablemos de los cuerpos con ánima aunque estén escondidos entre banderas, no una u otra, hay muchas y si no son suficientes se crean otras, por ejemplo, basta con colocar una estrella, una barra o animal volador en un trapo cualquiera.
Desmigajar los asuntos de rabiosa actualidad, corruptelas por doquier, es tedioso, no por ser una larga y ardua tarea, es más por sucio y asqueroso.
Esa putrefacción no entiende, ni de miembros de casas reales, ni nobles apellidos, ni de personajes con trayectoria política, algunos, aún siguen viviendo de rentas, por razón de cuna, otros por su situación política. Esta opulencia en la que viven, más propias de otros tiempos y no propias de la democracia, algunos añoran tiempo pasados, de monarquías absolutas y otros añoran cuando se dirigían a la sociedad, y miles de militantes y simpatizantes atentos les creían y palmoteaban el discurso político. Sí, he dicho discurso, no relato, ahora lo llaman así, relato, debe ser porque es más próximo a ser un cuento que mostrar la facultad racional con que se deducen unas cosas de otras.
Del discurso al relato se queda atrás la esencia, el relato se cubre de medias verdades, de tal forma que solo queda la vaga esperanza de un retorno al camino abandonado hace tiempo, arduo trabajo, la indolencia de muchos hace mella, el ciudadano tiene una dura coraza fruto del desamparo y menosprecio que sufre cada día que pasa, el ciudadano tiene la sensación de que solo pasa el tiempo, y este no le trae ni un atisbo a la felicidad y bienandanza de su día a día. Desgraciadamente se tiene que conformar con la aterradora frase de: Todos somos iguales, pero siempre pagamos los mismos.
No quiero decir la cifra exacta del dinero adquirido deshonestamente, que repercute en detrimento de la mayoría de los ciudadanos, el relato ha alterado las prioridades, pues se habla de la gobernabilidad en detrimento de las clases medias y de la perdida de los derechos del trabajador. Tal es así, que estas clases están en riesgo de exclusión social, junto al incremento de la pobreza infantil, la deficiencia en sanidad y educación…
No señores, no, la prioridad no es esa en el discurso político, la clara determinación del discurso político está en determinar los objetivos sociales y los medios para alcanzarlos. Esta tarea va para unos y para otros, incluso para los que nunca tuvieron ideario político, tales menesteres en dignificar la política en pro de una sociedad más justa y equitativa, es obligación de todos los ciudadanos. Pongan ustedes siglas, banderas y colores que distinguen a unos y otros, las noticias que acontecen estos días no dejan lugar a dudas, la tarea es de todos.
Con el actual panorama diríase que está a punto de caer la gota que colma el vaso, o tal vez no, porque el vaso en cuestión es tan grande que aún puede albergar más líquido y la pasividad habida para que éste rebose se está convirtiendo en un hábito.
Siempre se puede esperar que de un momento a otro salga a la palestra un mirlo blanco que vislumbre un horizonte más ameno y se ponga manos a la obra, o simplemente ponga honestidad y coherencia, con esto sería suficiente para empezar a restablecer la credibilidad perdida de la clase política, al tiempo que con buenos hechos el líquido de la vergüenza se evapora con las buenas obras y no por desidia.
Es obvio que tal menester de honestidad no lo espero de los miembros de partidos que actúan como auténticas mafias, el PP, es un claro ejemplo de ello, como también los que con su silencio o abstención les da espacio, tiempo y aliento para seguir haciendo de las suyas.
El mirlo blanco, con denominación de PODEMOS y sus círculos morados a modo de logo, muy contrario a lo que decía se ha convertido en pieza clave para engordar el deterioro del panorama político, con sus contradicciones y excesivo populismo, que al final hace lo que no dice y dice lo que no hace.
En este panorama ha irrumpido la batalla del PSOE, que entre “compañeros” , tras el sabotaje del pasado mes de octubre, como no, hablo de los que con la boca chica se sienten rojos y son más rojos que nadie, pero utilizan esta palabra “rojos” para insultarse entre ellos. Si de colores hablamos, más vale una vez colorado que ciento amarillo, colorado o rojo si prefieren, porque de roja España ahora tiene mucho. Roja de vergüenza.
Debe ser cosa del “relato” que al final se dice rojo cuando se quiere hablar de socialismo, si por socialismo se entiende, IGUALDAD, LIBERTAD Y JUSTICIA SOCIAL, me declaro ROJA.
Sí, he dicho ROJA, que no del PSOE, donde barones-baronesas y lacayos están más por imponer la suya que por el socialismo. Parece ser que Pedro Sánchez, decapitado por varones y varonesas, políticamente hablando, quiere retornar a al socialismo del PSOE los principios que éste nunca tuvo que abandonar. Al menos éste tiene claro que la derecha es derecha y la izquierda es izquierda y sus principios son antagónicos.