«Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho», dice el Artículo 47 de la Constitución Española. Sin embargo, y por mucho que pese, en este país más de quinientas personas son desahuciadas al día. Y yo ahora mismo, como muchos españoles en mi misma situación social, me pregunto: ¿Por qué?
Existe en España una Ley Hipotecaria desde el año 1909, antes incluso de la Dictadura de Primo de Rivera, que «permite que los procesos de ejecución extrajudicial se agilicen con la firma de un notario». Esta ley debería quedar obsoleta mediante dicho artículo constitucional, pues la ejecución hipotecaria atenta contra el derecho que en él se defiende. ¿Por qué se sigue practicando entonces el desahucio?
La razón es simple y, aunque a muchos sorprenda, la culpa la tiene el Partido Socialista Obrero Español, más conocido como PSOE. Esta agrupación política modificó, en 2010, dicha ley, declarando que no se produce una «ejecución», sino de una venta pública de la vivienda impagada, lo cual se lleva a cabo mediante notaría, sin derecho a abogado ni recurso judicial. Y, además, añadiendo que los individuos desahuciados «deben ser lanzados a la via pública». De esta forma los bancos, avalados por muchas otras leyes, se tornan intocables y se arman de poder para abusar de quienen fueron sus clientes poco tiempo atrás y expulsarlos de «su propia casa».
Así pues, y a pesar de las muchas protestas y movilizaciones populares, el desahucio es ahora constitucional, y la única forma de cambiarlo, si es que se hace, es mediante un Decreto-Ley que anule lo promulgado en 2010, el cual debería nacer, para así ser justo, de un pacto en el Congreso, algo que está muy lejos de darse.
Por tanto, mientras exista una ley que ampare a los bancos y les de fuerza de abuso, nuestra señora Constitución seguirá atada y amordazada, sin poder mediar palabla. Quizá sea verdad eso de que el PSOE debería quitar la «S» y la «O» de sus siglas..
«Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho», dice el Artículo 47 de la Constitución Española. Sin embargo, y por mucho que pese, en este país más de quinientas personas son desahuciadas al día. Y yo ahora mismo, como muchos españoles en mi misma situación social, me pregunto: ¿Por qué?
Existe en España una Ley Hipotecaria desde el año 1909, antes incluso de la Dictadura de Primo de Rivera, que «permite que los procesos de ejecución extrajudicial se agilicen con la firma de un notario». Esta ley debería quedar obsoleta mediante dicho artículo constitucional, pues la ejecución hipotecaria atenta contra el derecho que en él se defiende. ¿Por qué se sigue practicando entonces el desahucio?
La razón es simple y, aunque a muchos sorprenda, la culpa la tiene el Partido Socialista Obrero Español, más conocido como PSOE. Esta agrupación política modificó, en 2010, dicha ley, declarando que no se produce una «ejecución», sino de una venta pública de la vivienda impagada, lo cual se lleva a cabo mediante notaría, sin derecho a abogado ni recurso judicial. Y, además, añadiendo que los individuos desahuciados «deben ser lanzados a la via pública». De esta forma los bancos, avalados por muchas otras leyes, se tornan intocables y se arman de poder para abusar de quienen fueron sus clientes poco tiempo atrás y expulsarlos de «su propia casa».
Así pues, y a pesar de las muchas protestas y movilizaciones populares, el desahucio es ahora constitucional, y la única forma de cambiarlo, si es que se hace, es mediante un Decreto-Ley que anule lo promulgado en 2010, el cual debería nacer, para así ser justo, de un pacto en el Congreso, algo que está muy lejos de darse.
Por tanto, mientras exista una ley que ampare a los bancos y les de fuerza de abuso, nuestra señora Constitución seguirá atada y amordazada, sin poder mediar palabla. Quizá sea verdad eso de que el PSOE debería quitar la «S» y la «O» de sus siglas..