Coronavirus: Responsabilidad individual
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Hoy amanecimos con una Italia en color rojo. Un color que nos obliga a todos por igual a seguir las reglas del momento. Algo que debíamos haber hecho desde que se detectó el primer caso de Coronavirus el 21 de febrero. Yo la llamo: responsabilidad individual. En un video que circula en la ciudad donde vivimos, el alcalde señala que tenemos dos casos de personas con el virus. Dos personas que seguramente han estado en contacto con su familia y amigos. 

A pocos metros de mi casa está el cementerio. Esta mañana desde el balcón vi el carro fúnebre seguido de tres autos. Desconozco quien era el difunto. Miro sólo que en su funeral hay pocas personas. Una amiga me contaba que la semana anterior falleció una señora amiga suya. “Me siento triste. No le hicimos la misa y al cementerio fuimos sólo los parientes más cercanos y yo”, me dijo.  Lo sé. Es triste. Pero se trata sólo de seguir las reglas del momento. 

Por las calles veo algunas personas. Algunos con su mascota, otros caminando, solos o en pareja, sin tomar en cuenta la distancia de un metro entre cada uno. Algo que repiten constantemente en todos los medios de comunicación. Es una medida para no aumentar el riesgo a contagiarse y no llegar al punto de colapsar los hospitales. O se entiende o no lo serio de la situación.  Es un momento que nos pone a prueba la responsabilidad individual. Algunos lo entienden otros no. No se nos pide quedarse en casa por el resto de la vida. Sólo hasta el 3 de abril, por el momento. Confiando que las cifras inicien a descender. Obviamente, siguiendo las indicaciones. 

Las imágenes de ciudades vacías o prácticamente vacías, causa una sensación extraña. La semana pasada, y por razones estrictamente necesarias (renovar el pasaporte hondureño), fuimos con mi hijo menor a Roma. Luego de realizar el trámite respectivo, caminamos por la vía del Corso.  Pocas personas por las calles de Roma, una ciudad permanentemente en movimiento. No era la misma. Y seguramente hoy, lo es aún menos. 

Nuestro mundo es diferente en este momento. Han cambiado nuestras costumbres; el café con los amigos en el bar, caminar tranquilamente, salir a las tiendas y centros comerciales de compras, visitar un museo, disfrutar de una muestra, ir al cine…

Una de mis hijas a partir de hoy trabajar desde su casa. La otra lo hará en el momento que la empresa organice las herramientas adecuadas. Mi hijo menor que trabaja en un gimnasio por el momento está en casa. 

Los noticieros dedican casi todos los espacios al tema del momento. Quien está a favor o en contra de las medidas. Quien dice que se debió hacer antes, etc. Las redes sociales interactúan sin descanso. Mensajes van y vienen. Unos positivos, consejos, chistes, sin faltar, las falsas noticias. 

Trato de describir lo que veo a mi alrededor. Pero me repito constantemente: es solo por algunas semanas. Debo ser responsable y seguir las medidas indicadas. Soy yo a decidir cuanto soy responsable de mi misma y del resto de las personas. 

Efecto del coronavirus desde mi ventana

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