Concurso de místers

Veo a los nuevos líderes de los partidos de izquierdas, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en debates de televisión. Escucho su locuaz verborrea, sus ideas de futuras reformas para el beneficio de la ciudadanía.

Dicen estar al lado de los que están más necesitados y hacen suyos sus problemas.

Y todo ello en un envoltorio atractivo , hasta parece todo muy bien estudiado, saben bien que queremos ver y oír.

Lucha de poder que hace sacar todas sus armas para seducir a los hambrientos de mimos y palabras de apoyo, y hartos de desprotección por un gobierno no muy dado a decir verdades y menos a hechos solidarios.

Y en este concurso de seducción , como no, también tienen cabida los menos atractivos, aquellos que con sus actos en estos últimos años hemos llegado a ver cada día más feos y que sin  embargo desde su tribuna dicen solucionar nuestros problemas, y llenan sus bocas de discursos que nos indignan y nos ofenden.

¿Creen que somos estúpidos? La época de felipismos y otras fórmulas ya pasó. Ya no votaremos una cara bonita que sepa cautivarnos en nuestros oídos.

Queremos hechos, queremos soluciones, queremos futuro para nuestros jóvenes.

Y lo que tiene que desaparecer también lo tenemos bien claro; no a la corrupción, no al amiguismo que es el comienzo, no a las subidas desproporcionadas en impuestos y en energía, no al ahogo a los autónomos, no al desamparo de los parados.

Los oigo y como que no me cautivan, quizás porque como mujer no me seduce su imagen y su locuacidad.  No, ya tengo demasiados años vividos para caer rendida solo a prototipos vistos en el pasado, quiero más. Necesito que me convenzan.

He de decir que ellos, los guapos, lo tienen más fácil, ya que mi educación, ideas y la sangre de mis venas son de izquierdas, herencia de genes que lucharon por que ellas gobernarán nuestro destino.

¡Pero darme ese más para que os adopte en mi todavía rebelde  ideología!

Entonces, sólo entonces, uno de ellos decantará la balanza a su favor y veré con ilusión una vez más su éxito en el podio.

Los otros, feos de aspecto, ideas y hechos, lo tienen muy crudo conmigo. Siempre ha sido así y aunque me pongan un clon de  “George Clooney”,  no me arrancarán ni una sonrisa, ni una esperanza y mucho menos un voto.

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